Budapest, 6 abr (EFE).- El partido conservador Fidesz, claro
favorito en las legislativas del domingo en Hungría, no tendrá
margen de maniobra para cambiar la política económica ni renegociar
en profundidad las condiciones crediticias con el Fondo Monetario
Internacional (FMI), según coinciden los analistas magiares.
"En los puntos más importantes no podrá abandonar el camino
(actual)", explicó a Efe Gábor Karsai, del instituto de
investigaciones económicas "Gazdaságkutató kft", pese a las promesas
del Fidesz de no continuar con la austera política económica del
actual Gobierno socialista.
Hungría, azotada por una grave crisis financiera y económica,
tuvo que pedir un crédito de 20.000 millones de euros al FMI, la
Unión Europea (UE) y el Banco Mundial para salvarse de la
bancarrota, pero a cambio tuvo que introducir draconianos recortes
en el gasto público.
Karsai opinó que "el FMI y otras instituciones financieras
aceptarán los cambios en la política económica si las reformas no
reproducen el endeudamiento", por lo que el próximo gobierno cuenta
con poco espacio en lo que se refiere a los cambios estructurales de
la economía.
Hungría tiene una deuda pública de casi el 80 por ciento del PIB
y su déficit público es del 4 por ciento, mientras que el paro
asciende al 11 por ciento de la población activa.
Pese a registrar una caída del PIB del 6,3 por ciento en 2009, en
febrero la inflación alcanzó el 5,3 por ciento. El salario medio
neto se sitúa en 510 euros.
"A corto plazo las tendencias de la economía mundial y de Europa
influirán más en la economía magiar que los resultados de las
elecciones", aseguró el analista sobre la posibilidad de una pronta
salida mundial de la crisis.
Karsai aseguró que las expectativas frente al nuevo gobierno son
mayores a las posibilidades de que pueda cambiar algo realmente, por
lo que "habrá desilusiones".
Karsai opinó que Hungría podrá introducir el euro en 2014 y que
el proceso de unirse a la eurozona es una de las prioridades que no
sólo determinarán el camino de las reformas, sino que "podría
funcionar como una estrategia de unir a la mayoría de las fuerzas
políticas", excepto a la euroescéptica extrema derecha.
Los dirigentes del Fidesz han prometido no seguir la política del
primer ministro actual, el tecnócrata Gordon Bajnai, que hace un año
introdujo una política de recortes en las prestaciones sociales,
congeló el salario a los funcionarios, subió el IVA y aumentó la
edad de jubilación.
"El nuevo gabinete no podrá iniciar un nuevo camino de reformas",
no tendrá espacio para ello, resaltó Jenö Koltay, dirigente de
investigaciones políticas del Instituto de Economía de la Academia
Húngara de la Ciencia.
Koltay explicó a Efe que el Gobierno no podrá bajar los
impuestos, como prometió, y que todavía se desconocen que medidas
concretas adoptará el previsible nuevo Ejecutivo.
Hungría celebra comicios legislativos el 11 y el 25 de abril y
las encuestas dan al Fidesz hasta el 60 por ciento de los votos, lo
que pondría fin a ocho años de gobierno socialista. EFE