Jorge Figueroa
Montevideo, 28 feb (EFE).- El presidente saliente de Uruguay, el
socialista Tabaré Vázquez, dejará mañana un país con crecimiento
económico pese a la crisis global y con avances sociales como el
acceso a una computadora por niño en las escuelas, pero con la
seguridad pública como el talón de aquiles de su gestión.
El "fenómeno Vázquez" es "impactante" porque deja la presidencia
con el 62 por ciento de aprobación, la más alta desde que se
realizan encuestas y muy por encima del 50,5 por ciento de votos que
lo llevó a la Presidencia, destacó a Efe el catedrático y analista
político Juan Carlos Doyenart.
Su Plan Ceibal para dotar de computadoras personales a escolares
es visto "como el gran logro" de su Gobierno y tiene la aprobación
del 98 por ciento de los uruguayos, destacó Doneyart.
Gobiernos y universidades de varios países se han interesado por
ese proyecto, que ya entregó 380.000 máquinas a todos los niños de
entre 6 y 12 años de las escuelas públicas, lo que permitió a su vez
introducir el mundo digital en 220.000 hogares.
En el "debe" de su administración queda el tema de la seguridad
pública, tema que "más del 50 por ciento de los uruguayos consideran
que fue el fracaso" de su mandato, matizó el experto.
La economía que recibirá el sustituto de Vázquez, su compañero en
la agrupación izquierdista Frente Amplio José Mujica, es alentadora
y en ella tuvo mucho que ver Danilo Astori, que ejercerá la
Vicepresidencia y que fue ministro de Economía en la mayor parte del
Gobierno saliente.
En un contexto de crisis internacional, la economía uruguaya tuvo
en 2009 un crecimiento próximo al 1,5 por ciento.
En los últimos cinco años el país creció lo mismo que en los
anteriores 25 años, señaló recientemente el último ministro de
Economía de Vázquez, Álvaro García, que sustituyó a Astori en el
cargo.
Además, el crecimiento promedio anual pasó del 1 por ciento entre
1980 y 2004, al 6 por ciento entre 2005 y 2009, con el Frente Amplio
por primera vez en el Gobierno nacional de la mano de Tabaré
Vázquez.
Las inversiones extranjeras pasaron de 400 millones de dólares
como media al año antes de 2004, a 1.500 millones de dólares den los
últimos cinco años.
La deuda exterior del país era ese año el equivalente al 97 por
ciento del Producto Interior Bruto (PIB) y ahora es del 59 por
ciento.
García estimó que se abren "buenas perspectivas" para nuevas
inversiones porque lo peor de la crisis internacional "ya pasó" y
los inversores "buscan seguridad" y llevar sus negocios a países que
"hayan hecho las cosas bien durante la crisis, como es Uruguay".
En medio de ese panorama favorable, Mujica mantuvo recientemente
un encuentro con unos 1.500 empresarios, industriales, exportadores
e inversores de varios países de Suramérica y Europa, a los que
invitó a invertir en un país con "las leyes claras" y sin
"expropiaciones ni impuestos exagerados".
La única preocupación del presidente electo en ese acto fue la
seguridad. "Necesitamos un Uruguay sin mafia, en el que se pueda
seguir andando por las calles a cualquier hora", enfatizó.
"No queremos barrios llenos de rejas (contra los robos), queremos
una sociedad integrada como fue siempre la uruguaya", agregó.
Pero la realidad indica que las rejas han cambiado el panorama de
Montevideo, donde vive la mitad de los 3,4 millones de habitantes
del país, y también abundan en varias zonas del interior.
Los robos a comercios y viviendas se han multiplicado, admiten
las autoridades del futuro Gobierno.
Durante la gestión de Vázquez la cartera del Interior tuvo tres
ministro diferentes, pero ninguno logró controlar la delincuencia.
De hecho, el tema de la seguridad pública fue el principal en la
campaña electoral y a punto estuvo de convertirse en un "dolor de
cabeza" de consecuencias para la izquierda
Pese a todos los números económicos positivos, el Frente Amplio
necesitó de una segunda vuelta para que Mujica ganara las elecciones
frente a Luis Alberto Lacalle, del conservador Partido Nacional o
"Blanco".
"El Pepe", como se le conoce desde siempre al futuro presidente,
tiene claro que el tema es de atención urgente y ha anunciado que
rápidamente pondrá en práctica un paquete de medidas de lucha contra
la pobreza y el consumo de drogas
Su iniciativa incluye planes de vivienda, educación e inserción
social con el objetivo de bajar los índices de delincuencia.
Según cifras oficiales, las cárceles están cada vez más llenas de
menores de 25 años, la mayoría adictos a las drogas y con poca
formación. EFE