En la pasada Morningstar Investment Conference 2019 de Madrid, el analista Greggory Warren definió la cultura inversora de PIMCO como “rigurosa, exigente e intensa”. Lo hizo como sinónimo de inmovilista, ya que es una gestora cuyo acercamiento a los fondos pasivos es todavía muy tímido. Todo lo contrario de sus grandes rivales.
Sobre Vanguard, Warren aseguró que “está comprometido a servir a todos los inversores, no solo a los suyos”. Respecto a BlackRock (NYSE:BLK), afirmó que “ha usado su tamaño y su conocimiento operacional en beneficio de los clientes”. De las tres gestoras analizadas, PIMCO es aquella donde el mix gestión activa-gestión pasiva está más escorado hacia la primera: un 97% de su patrimonio está bajo el paraguas de la gestión activa, y no parece que vaya a cambiar a corto plazo. Y esto tiene su reflejo en las comisiones que pagan los clientes, así como en el crecimiento orgánico de la entidad.