El banco central mantuvo el precio del dinero en Estados Unidos en el 5,25%-5,50%, máximos de los últimos 22 años, y señaló que "permanece muy atento a los riesgos inflacionistas", pero no hizo referencia a la necesidad de subidas de tipos adicionales en su comunicado.
El organismo se limitó a señalar que "estaría dispuesto a ajustar la postura de la política monetaria según corresponda si surgen riesgos que pudieran obstaculizar" su objetivo de bajar la inflación hasta el 2%.