Mateo Sancho Cardiel
Nueva York, 19 dic (EFE).- Ni en el día de reflexión tras la impulsiva carrera de ayer tras el anuncio del recorte de la Reserva Federal, el hiperactivo Dow Jones se ha privado de un nuevo récord, arañado en una jornada en la que estuvo coqueteando con las pérdidas y las ganancias intermitentemente.
Once puntos más y un ascenso de un 0,07 hicieron que el índice de referencia de Wall Street siguiera perfeccionando su técnica para conseguir el más difícil todavía, incluso en medio la lógica contracción de los mercados que tocaba tras su declaración de independencia de la Reserva Federal abanderada ayer.
Los analistas siguieron hoy intentando buscar un discurso coherente al comportamiento de los inversores, escudriñando si es un espejismo el "rally" iniciado ayer ante la que a priori era la pesadilla cumplida de los inversores o si es real que la recuperación de la economía puede, pese a todo, con la progresiva desaparición del estímulo por parte del banco central.
Y, por tanto, la jornada de hoy podía ser interpretada tanto como el aperitivo de la caída (de momento afectó solo y de manera modesta al selectivo S&P 500 y al índice compuesto de Nasaq), como un día puntual de prudencia o la posibilidad de que, una vez superados los miedos, Wall Street se haga más fuerte que nunca.
Al fin y al cabo, los tres índices siguen por encima de esas barreras históricas que marcan su buena forma: los 16.000 para el Dow Jones, los 1.800 para S&P 500 y los 4.000 para Nasdaq.
Pese a su récord, en el índice de referencia de Wall Street, eran más las empresas que cerraban en números rojos (diecinueve de treinta) y las ganancias no respondían a un sector concreto, sino que estaban lideradas por una petrolera (Chevron), una empresa de entretenimiento (Walt Disney) y una tecnológica (IBM).
Al margen del contexto económico general, los grandes almacenes Target vivía una jornada de deshonroso protagonismo, puesto que tuvieron que explicar en plena época de compras prenavideñas cómo 40 millones de tarjetas de crédito usadas en sus establecimientos habían sido pirateadas, lo que conllevó el inevitable castigo de los inversores.
De la misma manera que tampoco aplaudieron que el cofundador de la red social Facebook, Mark Zuckerberg, decidiera vender 41,3 millones de acciones por un valor de 2.300 millones de dólares para poder pagar los impuestos que le corresponden. EFE
Nueva York, 19 dic (EFE).- Ni en el día de reflexión tras la impulsiva carrera de ayer tras el anuncio del recorte de la Reserva Federal, el hiperactivo Dow Jones se ha privado de un nuevo récord, arañado en una jornada en la que estuvo coqueteando con las pérdidas y las ganancias intermitentemente.
Once puntos más y un ascenso de un 0,07 hicieron que el índice de referencia de Wall Street siguiera perfeccionando su técnica para conseguir el más difícil todavía, incluso en medio la lógica contracción de los mercados que tocaba tras su declaración de independencia de la Reserva Federal abanderada ayer.
Los analistas siguieron hoy intentando buscar un discurso coherente al comportamiento de los inversores, escudriñando si es un espejismo el "rally" iniciado ayer ante la que a priori era la pesadilla cumplida de los inversores o si es real que la recuperación de la economía puede, pese a todo, con la progresiva desaparición del estímulo por parte del banco central.
Y, por tanto, la jornada de hoy podía ser interpretada tanto como el aperitivo de la caída (de momento afectó solo y de manera modesta al selectivo S&P 500 y al índice compuesto de Nasaq), como un día puntual de prudencia o la posibilidad de que, una vez superados los miedos, Wall Street se haga más fuerte que nunca.
Al fin y al cabo, los tres índices siguen por encima de esas barreras históricas que marcan su buena forma: los 16.000 para el Dow Jones, los 1.800 para S&P 500 y los 4.000 para Nasdaq.
Pese a su récord, en el índice de referencia de Wall Street, eran más las empresas que cerraban en números rojos (diecinueve de treinta) y las ganancias no respondían a un sector concreto, sino que estaban lideradas por una petrolera (Chevron), una empresa de entretenimiento (Walt Disney) y una tecnológica (IBM).
Al margen del contexto económico general, los grandes almacenes Target vivía una jornada de deshonroso protagonismo, puesto que tuvieron que explicar en plena época de compras prenavideñas cómo 40 millones de tarjetas de crédito usadas en sus establecimientos habían sido pirateadas, lo que conllevó el inevitable castigo de los inversores.
De la misma manera que tampoco aplaudieron que el cofundador de la red social Facebook, Mark Zuckerberg, decidiera vender 41,3 millones de acciones por un valor de 2.300 millones de dólares para poder pagar los impuestos que le corresponden. EFE