MADRID (Reuters) - En una negociación a contrarreloj, el endeudado grupo español de energías renovables e ingeniería Abengoa (MC:ABGek) ha "instado encarecidamente" a todos sus acreedores a sumarse en las dos próximas semanas al plan de reestructuración presentado la semana pasada si quieren evitar la que sería la mayor quiebra de la historia de España.
Durante una conferencia en la que no se admitieron preguntas, representantes de Abengoa, de los bonistas que han apoyado el acuerdo (Houlihan Lokey), y de los principales bancos acreedores (KPMG), pidieron al resto de los titulares del pasivo sumarse al acuerdo si quieren evitar la liquidación de la firma.
"Abengoa insta encarecidamente a sus acreedores financieros a apoyar el acuerdo adhiriéndose a la reestructuración final antes de finales de agosto para poder lograr el 75 por ciento de apoyo necesario y proceder con la homologación judicial, esencial para la continuidad de las operaciones de la compañía y evitar la liquidación", dijo Abengoa en su presentación.
"Tal y como lo vemos, la única alternativa para esta propuesta sería la insolvencia del grupo", dijo Manuel Martínez, de Houlihan Lokey, en una conferencia en la que no se desveló qué porcentaje de la deuda ha aceptado ya el plan.
Abengoa necesita que antes de finales de octubre al menos un 75 por ciento de la deuda acepte las condiciones acordadas ya con el principal "grupo de acreedores" y que tendrá implícitas importantes quitas para asegurar la viabilidad de la empresa.
El plan que debe ahora validar la mayoría del pasivo pasa por reducir el apalancamiento en algo más de la mitad, hasta los 4.477 millones de euros, en una compleja reestructuración con capitalización de deuda que diluirá casi totalmente a los actuales accionistas y necesitará de la suscripción de líneas de avales y de la inyección de nuevos fondos para dotar de viabilidad a la compañía.
El coste de los nuevos fondos será elevado, de hasta el 14 por ciento en los principales tramos, aunque un 9 por ciento se pagará en especie. Abengoa deberá desembolsar también fuertes comisiones.
Además, según datos desvelados el martes, los proveedores del grupo deberán aceptar elevados descuentos y nuevos retrasos en los cobros. Según los datos aportados en la presentación, verán pospuesto el pago de 688 millones de euros y sufrirán una quita de 300 millones de euros. El anterior acuerdo pasaba por posponer el pago de 300 millones de euros y una quita de 247 millones.
El último acuerdo se alcanzó la semana pasada in extremis después de numerosos intentos fallidos, el más importante de ellos una ampliación de capital hace un año que desembocó en un 'via crucis' con históricos descalabros bursátiles, cambios en la dirección, demandas judiciales y la necesidad de lanzarse en las manos de fondos 'distress' para compartir riesgo y financiación con los bancos.
En caso de llegar a buen puerto, las perspectivas del plan muestran un futuro halagüeño para una Abengoa de menor tamaño, pero viable. Si todo va como está previsto, lograría flujo de caja positivo ya a partir de 2017, tras llevar a cabo ventas de activos no estratégicos por 285 millones de euros en 2016 y 136 millones de euros en 2017.