Atenas, 5 ene (EFE).- El Gobierno griego dio hoy un nuevo paso en el cumplimiento de las reformas y políticas de ahorro, que sus acreedores internacionales le han exigido, para seguir prestándole ayuda financiera y evitar el riesgo de quiebra que la propia Atenas reconoce sigue pesando sobre el país.
El paquete de medidas aprobado hoy se centra en la liberalización de sectores, como el transporte por carreteras, las farmacias o los notarios, hasta ahora limitados a un número concreto de licencias muy costosas o de cuotas.
Además, el Ejecutivo tripartito del primer ministro Lukás Papadimos ha dado el visto bueno a un nuevo modelo fiscal que pretende evitar la frecuente evasión fiscal entre profesionales liberales como abogados, médicos e ingenieros, que declaran ingresos anuales mínimos para evitar pagar impuestos.
El fin de los monopolios y la lucha contra el fraude fiscal son dos de las muchas exigencias que la troika, que forman el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, han planteado a Atenas para seguir prestándole la asistencia financiera sin la que el país está abocado a la quiebra.
"Para nuestro Gobierno, la única línea roja es la salvación del país de la quiebra. Para eso, tenemos que trabajar con todas nuestras fuerzas", dijo hoy Papadimos ante sus ministros, en referencia a las advertencias de los sindicatos de que una rebaja salarial es una frontera que no permitirán que se traspase.
Ya ayer, el jefe del Gobierno advirtió de que Grecia enfrenta la posibilidad de una quiebra en los próximos tres meses si no llega a un acuerdo financiero con la troika.
Pero las advertencias de Papadimos se dirigieron también hoy indirectamente a Nueva Democracia, cuyos líderes se han mostrado en ocasiones contrarios a apoyar el cumplimiento de lo que se reclama a Grecia desde el extranjero.
El primer ministro recordó que para que Grecia pueda beneficiarse de una quita de su deuda con bancos y aseguradoras privadas, uno de los pilares del plan de rescate al país, es necesario cumplir todas su obligaciones.
"Tenemos que renunciar un poco para no perder mucho", había dicho ya anoche el exjefe del Banco Central de Grecia, quien asumió las riendas del gobierno de unidad nacional en noviembre pasado en medio de la peor crisis económica y financiera de la historia del país.
"Si en las próximas semanas no damos los pasos necesarios, si no convencemos a los representantes de la troika de que estamos dispuestos a realizar pasos decisivos para salir de la crisis, nuestra evaluación será negativa", aseveró.
En su discurso de hoy, Papadimos afirmó que el año 2012 debe ser el año de la salida de la peor crisis que ha enfrentado el país desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Por eso, insistió en que las próximas semanas serán decisivas y que las reformas que hay que llevar a cabo no conciernen sólo a la reducción del déficit del presupuesto estatal, sino que buscan también hacer más competitiva la economía griega.
A las reformas aprobadas hoy, que aún debe ratificar el Parlamento, tendrán que sumarse la de las pensiones y la de los salarios, entre otras.
La reducción del salario mínimo, pedido por la troika, y en general de los sueldos, solicitada por parte de la patronal, amenaza con convertirse en una nueva batalla, ante la radical negativa de los sindicatos.
Según una carta filtrada por varios medios griegos, la troika ha pedido a Papadimos que el Ejecutivo solvente el tema mediante un decreto si no hay un acuerdo entre patronal y sindicatos sobre el salario mínimo. EFE