Lisboa, 20 feb (EFE).- Los técnicos de la troika iniciaron hoy la penúltima evaluación del cumplimiento del programa de ajustes acordado con Portugal a cambio de su rescate, al que el país confía en poner fin con éxito en sólo tres meses.
Fuentes comunitarias en Lisboa informaron a Efe de que la misión formada por representantes de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional ya se encuentra en la capital lusa para iniciar esta visita trimestral, que se produce en un contexto de moderado optimismo.
Las primeras señales de recuperación económica -crecimiento trimestral del PIB, aumento de las exportaciones, descenso del desempleo, etc.- y el notable alivio de la presión que ejercen los mercados desde que comenzó 2014 son las razones que explican este clima de confianza.
Los técnicos de los organismos internacionales se reunirán en las próximas semanas con miembros del Gobierno, de la oposición, así como con representantes patronales y sindicatos para analizar los progresos del país cuando ya se dispone a dejar de recibir fondos del préstamo de 78.000 millones de euros que le fue concedido en 2011.
Aunque no está previsto que sea discutido de forma oficial, en Portugal la atención se centra en la vía escogida para cerrar del rescate.
El país puede optar por una salida "limpia" -como Irlanda- o por recurrir a algún tipo de mecanismo de apoyo comunitario -se especula con una especie de línea de crédito preventiva- que funcione como "red de seguridad" durante su regreso a los mercados de deuda a largo plazo.
El Ejecutivo luso liderado por el primer ministro conservador Pedro Passos Coelho asegura que por el momento no hay ninguna decisión tomada, y que se mantienen abiertas "todas las posibilidades".
La elección de una vía u otra dependerá en gran medida de la evolución de la rentabilidad exigida por los inversores para comprar títulos lusos, y que según los analistas debe bajar todavía más para garantizar que Portugal puede tener acceso a financiación a cambio de tasas sostenibles.
En la agenda de los técnicos de la troika están varias de las reformas estructurales a las que se comprometieron las autoridades lusas como contrapartida por su rescate, entre ellas la del sistema de pensiones, envuelta en una agria polémica.
El fallo del Tribunal Constitucional de anular los ajustes aprobados en esta materia el pasado diciembre obligó al Ejecutivo a adoptar medidas de compensación, aunque en opinión de los organismos internacionales hace falta desarrollar una reforma estructural de calado para asegurar su sostenibilidad.
La reforma de la energía y la reestructuración de la administración pública, que incluye el adelgazamiento de las plantillas de funcionarios, serán también objeto de discusión.
Precisamente el alcance de las reformas es hoy protagonista en el país, después de que el FMI hiciese público un extenso documento en el que analiza los avances de Portugal.
En el texto, los responsables de la misión a Lisboa cuestionan que los "brotes verdes" aparecidos recientemente se deban realmente a reformas estructurales de calado, como defiende el Gobierno luso.
"A medio plazo, la gran mejora en la balanza comercial vista en los últimos años puede revertirse si la compresión de las importaciones y el aumento de las exportaciones de combustible dan marcha atrás demasiado abruptamente", advirtieron.
"Existe preocupación porque las reformas implementadas hasta ahora pueden no ser suficientes para construir un modelo de exportaciones sostenible (...)", señalaron desde el FMI, organismo que recordó que son precisamente las ventas al exterior la base de la mejora económica lusa.
Sus observaciones contrastan con la confianza mostrada por el Ejecutivo en la robustez de sus empresas, y el propio ministro de Economía, António Pires de Lima, lamentó que "algunos organismos internacionales resten mérito al esfuerzo de las compañías portuguesas".