Shanghái (China), 28 jul (EFE).- El índice general de la Bolsa de Shanghái, el principal indicador de los parqués chinos, ha cerrado con una caída de un 1,68 por ciento (62,56 puntos), hasta los 3.663 enteros, tras haber llegado a perder hoy más de un 5 por ciento, y de sufrir ayer su peor desplome desde 2007, de un 8,48 por ciento.
El otro parqué del país, la Bolsa de Shenzhen, cerró la jornada finalmente con una caída de un 1,41 por ciento, después de haberse hundido ayer otro 7,59 por ciento.
La recuperación experimentada hoy, ya que el indicador shanghainés llegó a hundirse durante la jornada por debajo de los 3.600 puntos, se vio favorecida por el mensaje lanzado por el banco central de que mantendrá la liquidez en el mercado en un nivel "razonable y apropiado", y de que ve la inflación china estable.
Además desde la entidad se aseguró que -pese a algunos datos macroeconómicos negativos publicados recientemente- los fundamentos de la economía nacional siguen siendo positivos, por lo que seguirá manteniendo la tasa cambiaria del yuan estable y apoyando el crecimiento de la economía real durante la segunda mitad del año.
Las caídas de ayer y hoy coincidieron con el anuncio, ayer, por parte de la Oficina Nacional de Estadísticas, de que los beneficios de las principales firmas industriales chinas han caído un 0,3 por ciento interanual en junio, en un fuerte contraste con el crecimiento de un 0,6 por ciento interanual que registraron en mayo.
De hecho, el viernes el índice flash de gestión de compras a la producción de China de la revista económica Caixin también aumentó su contracción en julio, hasta los 48,2 puntos, por debajo de los 49,4 de junio (cuanto más alejado está el indicador de 50 mayor es la contracción, mientras que por encima de 50 marcaría expansión).
Así, las sesiones de hoy, que empezaron con fuertes descensos en torno a un 4 por ciento en ambos parqués, aunque se fueron moderando luego durante la jornada, acabaron con cerca de la décima parte de sus empresas listadas, en total más de 300 firmas, marcando las máximas pérdidas diarias permitidas en China: un 10 por ciento.
El mercado chino es especialmente sensible a los rumores y al ánimo de sus 90 millones de inversores individuales, en su gran mayoría aficionados sin conocimientos financieros que han volcado sus ahorros en la renta variable.
Dado que su actividad supone cuatro quintas partes del volumen de negocio diario de las bolsas chinas, la actitud de estos inversores fue clave en los siete meses de burbuja alcista que hubo desde 2014 y en su fuerte pinchazo de junio y julio, que sólo pudo ser frenado con una fuerte intervención de las autoridades en los mercados.
Las bolsas se recuperaron bruscamente desde el pasado 9 de julio, y el referencial shanghainés llegó a remontar el pasado martes la línea psicológica de los 4.000 puntos, aunque Pekín había anunciado que no consideraría que los parqués se han estabilizado hasta que el indicador shanghainés vuelva a superar al menos los 4.500 puntos.