Alfonso Fernández
Washington, 9 may (EFE).- El expresidente de la Reserva Federal (Fed) Ben Bernanke, considerado el salvador de la economía de EEUU gracias a su ambicioso y multimillonario programa de estímulo monetario, ha sellado su entrada en la concurrida "puerta giratoria" que lleva a funcionarios públicos al sector privado en busca de lucrativos contratos, con acuerdos con los fondos Citadel y Pimco.
Al frente del todopoderoso banco central estadounidense, donde estuvo entre 2006 y 2014, Bernanke tenía un salario fijo marcado por el Congreso de 200.000 dólares al año.
Una vez que dejó la Fed, en 2014, y pasó a la historia de la economía por sus tres rondas de inyección de liquidez conocidas como "relajación cuantitativa", comenzó a realizar esporádicas apariciones en el rentable circuito de conferencias por unos honorarios de alrededor de 250.000 dólares por participación.
Eso era solo el principio de un tránsito que, paradójicamente, se critica tan a menudo como se realiza.
Ha tenido que pasar más de un año, y varias de estas conferencias, para que Bernanke consumara en abril su llegada plena al sector privado, con un rol más activo al otro lado de esa "puerta giratoria".
Primero, a mediados de abril, informó DE que había aceptado sumarse al fondo de inversión Citadel, con sede en Chicago, y que gestiona una cartera de cerca de 25.000 millones de dólares.
Quince días después completaba otro paso por la "puerta giratoria" al firmar un contrato de consejero con Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo, basada en California y que supervisa cerca de 1,59 billones de dólares en activos.
Aunque no se ha dado a conocer la remuneración por estas asesorías, los analistas estadounidenses valoran la cifra en torno al millón de dólares al año.
Obviamente, estos acuerdos no solo ofrecen beneficios para Bernanke, las firmas se verán respaldadas por la inclusión en sus ya prestigiosas nóminas del banquero que salvó del abismo a Estados Unidos y, casi por extensión, al mundo.
Así lo explicó Bill Gross, el veterano inversor y fundador de Pimco, quien apuntó que el acuerdo era "claramente un esfuerzo de relaciones públicas".
"Ser capaz de asociarte con Bernanke, desde luego creo que lo es (...) Y esa es una de las razones por la que lo hicimos con Alan Greenspan (predecesor de Bernanke en la Fed y fichado por Pimco en 2007)", dijo Gross, que dejó la compañía en 2014 y gestiona del fondo Janus Global.
A esto hay que añadir la publicación de su libro de memorias que abarcarán los años más turbulentos de la crisis financiera como resultado del estallido de la burbuja hipotecaria en 2008 y 2009, en los que tuvo que capitanear el rescate multimillonario de una economía que enfrentó el mayor shock desde la Gran Depresión de la década de 1930.
El libro, titulado provisionalmente "El coraje para actuar: Unas memorias de la crisis y sus consecuencias", está previsto que salga a luz en octubre y es de esperar que le haya supuesto un suculento contrato editorial, tampoco desvelado.
En paralelo, Bernanke tendrá tiempo para cultivar el perfil de prestigioso miembro de la academia, después de doctorarse en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y obtener un puesto de profesor en Princeton, desde su cargo de investigador sénior del centro de estudios Brookings Institution de Washington.
Allí combina periódicas intervenciones en paneles con las semanales entradas en su blog personal, en las que analiza cuestiones de actualidad económica con la distancia, y la comodidad, que ofrecen unas cuentas bancarias más que saneadas y una responsabilidad menos exigente.
Todo ello sin salir de Washington, donde tiene su casa, su familia y su pasatiempo favorito, al margen de las crisis económicas globales, el equipo capitalino de béisbol de los Nationals.