Río de Janeiro, 6 jun (.).- El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, admitió este lunes que la propuesta de su Gobierno de privatizar la petrolera Petrobras (NYSE:PBR), mayor empresa de Brasil, es un proceso "muy difícil" que enfrenta muchas resistencias y puede demorarse hasta cuatro años.
El líder ultraderechista agregó que la venta de la gigantesca estatal va a depender de que sea propuesto un modelo de privatización adecuado debido a que no se puede pasar el control de la petrolera simplemente al mejor postor.
"La privatización de Petrobras es muy difícil. Yo conversé con el ministro de Minas y Energía (Adolfo Sachsida) y él tiene esa intención y ya dio el puntapié inicial, pero difícilmente conseguirá avanzar", admitió el gobernante en una entrevista al canal de televisión Terraviva.
La privatización fue propuesta por Sachsida, nombrado en abril ministro de Minas y Energía en sustitución del general Bento Albuquerque.
Pese a que el proceso encuentra grandes resistencias en la sociedad y el Congreso y a que el propio presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, afirmó que no es una prioridad del Legislativo, Sachsida consiguió convencer al Ministerio de Economía para que iniciara los estudios para la posible privatización.
"Si corre todo bien, (la posible venta) demoraría unos cuatro años. Y hay que modular bien eso porque simplemente no se le puede entregar al que ofrezca más. Hoy tenemos un monopolio estatal en el país y si hacemos eso (vender al mejor postor) podemos tener un monopolio privado (controlado) fuera", aseguró.
Según el presidente, la privatización de la estatal será imposible en lo que le resta de su mandato, que concluye en diciembre próximo, y tan sólo se produciría a finales del próximo cuatrienio, en caso de que venza las elecciones.
El actual líder en las encuestas de intención de voto para las presidenciales, el progresista Luiz Inácio Lula da Silva, ya ha manifestado su rechazo a la posible privatización.
En su entrevista a Terraviva, Bolsonaro volvió a asegurar que las ganancias de Petrobras son exageradas y obedecen a los elevados costes de los combustibles en Brasil por la política de la estatal de trasladar a los precios del país la cotización del crudo en los mercados externos.
El líder ultraderechista, que propuso el segundo cambio en la presidencia de la petrolera en lo que va de este año, admitió que impulsar modificaciones en las políticas de la estatal está fuera de su alcance por la "enorme burocracia".
Pese a estar controlada por el Estado, Petrobras tiene acciones negociadas en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid, y normas que dificultan la intervención directa del Gobierno en sus decisiones.