Ginebra, 28 mar (EFE).- La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha tomado nota de los desajustes que los desequilibrios cambiarios generan en las relaciones comerciales y volverá a abordar el problema en próximas reuniones en fecha aún por determinar.
"Los (países) miembros están bien al tanto de que los tipos de cambio forman parte del entorno de la OMC y que pueden ser vistos como un elemento molesto en las relaciones comerciales", dijo hoy el presidente del Grupo de Trabajo sobre Deuda Comercial y Finanzas de la OMC, el representante de Hong Kong ante la OMC, Martin Glass.
Glass fue el encargado de organizar el seminario de dos días a puerta cerrada, en el que representantes de Gobiernos, empresas y el mundo académico debatieron sobre el impacto de las fluctuaciones y desalineamientos cambiarios en el comercio internacional.
La reunión se celebró a petición de Brasil, que considera que la apreciación de su divisa, sumada a lo que considera devaluaciones inducidas de monedas como el dólar, el euro o el yuan, ha perjudicado de forma extraordinaria a sus exportaciones, una denuncia a la que se suman otros países emergentes, como Sudáfrica.
El seminario tenía como objetivo evaluar la relación entre tipos de cambio y comercio, un vínculo cuya existencia nadie niega, pero que suscita una discusión casi bizantina acerca de sus causas y orígenes y de los posibles remedios para hacerle frente.
Esta discusión es la que dificulta un consenso en la OMC, que tras estos dos días de seminario dejó en el aire la posibilidad de convocar una nueva reunión formal o de celebrar nuevas consultas sobre el tema en el futuro, pero que valoró de manera muy positiva que los miembros de la organización hayan accedido a debatir.
Fuentes diplomáticas aseguraron que, al menos, existe el consenso de que se ha iniciado una conversación sobre una materia que genera distintas sensibilidades y de que hay que continuar la discusión.
Al término del seminario, Glass explicó a los medios que los representantes del mundo de la empresa destacaron el impacto que la volatilidad y el desalineamiento de los tipos de cambio tiene sobre todo en las pequeñas y medianas empresas, con dificultades para competir con países que se benefician de monedas devaluadas.
Desde los Gobiernos, señaló Glass, se coincidió en que los tipos cambiarios erráticos restringen sus políticas "al socavarse la percepción del nivel de protección negociado en la OMC" y en que es necesario ir a la raíz del problema, sin excluir las políticas monetarias ni la falta de reformas estructurales en algunos países.
Las organizaciones internacionales presentes en el seminario -además de la OMC, participaron el FMI, la OCDE, el Banco Mundial y la UNCTAD- señalaron que el problema hay que enmarcarlo en los esfuerzos actuales para reequilibrar las economías tras la crisis y que, por lo tanto, es difícil encontrar una respuesta única.
Las citadas fuentes diplomáticas informaron de que hubo varias referencias en la discusión al rol que el FMI debería jugar para abordar los desequilibrios cambiarios y a la necesidad de que en el futuro la OMC y el FMI colaboren de manera más estrecha.
Las fuentes indicaron que la mayor polarización en el debate se dio entre EEUU y China, que se acusan mutuamente de mantener devaluadas sus monedas para beneficiar sus economías, Pekín mediante la intervención directa del Estados para controlar el mercado cambiario y Washington con intervenciones fiscales y monetarias.
En la víspera, el embajador de Brasil ante la OMC, Roberto Azevedo, instó a la OMC a proporcionar "los mecanismos, disciplinas, existentes o nuevas, que permitan hacer frente a la situación" y evitar "una ola de proteccionismo", algo que deberá abordarse en una futura reunión si finalmente hay consenso para convocarla.
Azevedo invitó a la OMC a "ofrecer una contribución más allá de la discusión", una contribución que "puede ser más eficaz y operativa, desarrollando disciplinas que hagan frente a los aspectos comerciales relacionados con los tipos de cambio".
El embajador subrayó que la discusión gira en torno a los desalineamientos -que no son una fluctuación del día a día, sino cambios significativos en los niveles de tipo de cambio"- y admitió que, pese a la unanimidad acerca de la existencia de un problema, "no hay en estos momentos un consenso sobre el camino a seguir". EFE