Antonio Broto
Pekín, 13 jul (EFE).- China, la segunda economía mundial, confirmó el momento de freno de su crecimiento económico al publicar hoy una subida del PIB del 7,6 % en el segundo trimestre de 2012, la peor tasa en tres años.
La cifra supone una desaceleración de cinco décimas respecto a la tasa de enero-marzo (8,1 %) y marca el sexto periodo consecutivo en el que el crecimiento trimestral del gigante asiático se ralentiza, según las cifras publicadas hoy -ante una gran expectación de los mercados- por el Buró Nacional de Estadísticas (NBS).
"En la primera mitad de 2012 nos enfrentamos a un medio ambiente económico complicado y volátil, tanto en China como en el exterior", señaló al presentar las cifras el portavoz del NBS, Sheng Laiyun, subrayando que pese a todo "la economía nacional logró un desarrollo estable y creció a un ritmo moderado".
En el primer semestre de 2012, el PIB chino totalizó 22,7 billones de yuanes (3,55 billones de dólares, 2,91 billones de euros), un crecimiento interanual del 7,8 %, peligrosamente próximo a los objetivos mínimos que el régimen comunista se ha marcado para todo este año, del 7,5 % (otros años puso el límite en el 8 %, lo que muestra un ambiente más pesimista).
En 2011, la economía china creció un 9,2 %, aunque con altos niveles de inflación y excesivo crecimiento de sectores como el inmobiliario.
El NBS también publicó hoy otros indicadores, como la inversión en activos fijos, que en la primera mitad del año ascendió a 15,07 billones de yuanes (2,36 billones de dólares, 1,93 billones de euros), un crecimiento interanual del 20,4 %, que es, no obstante, 5,2 puntos porcentuales más bajo que en el mismo periodo de 2011.
Destaca, sobre todo, la desaceleración de la inversión en el mencionado sector inmobiliario, que entre enero y junio ascendió a 3,06 billones de yuanes (479.000 millones de dólares, 393.000 millones de euros), un crecimiento del 16,6 %, que es casi la mitad del registrado hace un año (32,9 %).
En cuanto a las ventas al por menor, el principal indicador del consumo, éstas ascendieron en el primer semestre de 2012 a 9,82 billones de yuanes (1,53 billones de dólares, 1,26 billones de euros), una subida interanual del 14,4 %, que también supone una desaceleración (2,4 puntos porcentuales menos).
La producción industrial, por su parte, creció un 10,5 % en el primer semestre respecto al mismo periodo de 2011, 3,8 puntos porcentuales menos.
Todas las cifras indican que la economía china, pese a seguir creciendo rápido para los estándares de Occidente, lo hace a ritmos menores que en años anteriores.
Son tasas que recuerdan a las del año 2009, cuando el país hacía frente a los efectos negativos de la crisis financiera mundial, que a China especialmente le generó una caída en las exportaciones, por el descenso de pedidos en mercados como la UE y EEUU.
La situación se repite en la actualidad para el comercio exterior chino, con una Eurozona sumida en la crisis financiera y Japón, otro socio fundamental, aún no recuperado de los desastres naturales de 2011, aunque esta vez Pekín intenta paliar esa baja demanda promocionando las ventas a las economías emergentes.
Las aduanas chinas publicaron el pasado 10 de julio el indicador de las exportaciones de la primera mitad del año, que ascendieron a 1,84 billones de dólares (1,49 billones de euros), un "discreto" aumento del 8 % con respecto al mismo periodo de 2011, por debajo del 10 % que el Gobierno chino se ha fijado para 2012.
El indicador, unido a la baja inflación de junio que también se conoció esta semana (2,2 %), parece indicar, señalan analistas, que tanto las exportaciones como el consumo interno, motores fundamentales de la economía china, se encuentran en un momento de freno de la demanda, lo que añade presiones a Pekín.
Por ello, el régimen comunista este año ha cambiado las medidas de contención de 2011 (en aquel entonces para frenar la alta inflación) por otras inversas de estímulo, y a tal fin ha bajado los tipos de interés en dos ocasiones, reduciendo el coeficiente de caja de los bancos en tres e inyectando liquidez en el mercado monetario. EFE
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