Por Guadalupe Pardo
TUMBES, Perú (Reuters) - Miles de venezolanos se apresuraron el viernes por llegar a la frontera norte de Perú con la esperanza de ingresar al país andino antes de la medianoche, cuando se entrarían en vigor nuevos requisitos legales para los migrantes de la nación petrolera.
Los niños eran los más numerosos entre la multitud de migrantes que llegaron a la ciudad fronteriza peruana de Tumbes el viernes, alcanzando la fecha límite del 15 de junio para que Perú comienzara a pedir pasaporte y visa a los migrantes venezolanos, como parte de una nueva medida que busca velar por la seguridad interna.
Solo el jueves, 5.849 venezolanos cruzaron la frontera, un aumento de alrededor de 1.500-2.000 personas por día en los meses anteriores, según la oficina de inmigración de Perú.
"¡Fue fatal!", dijo una migrante venezolana que pidió ser identificada solo como Rosmaura sobre su viaje de una semana desde Maracaibo, Venezuela, a Tumbes con sus dos hijos.
En medio de la presión en la frontera, el Gobierno de Lima relajó su medida en favor de niños, mujeres embarazadas y para los mayores de 60 años que tengan a familiares viviendo en Perú.
La oficina de migraciones dijo el viernes que por razones humanitarias se admitirá el ingreso al país de ese grupo de personas sólo con su documento de identidad, sin la exigencia del pasaporte, para que se reúnan con sus parientes residentes.
Rosmaura, de 25 años, temía que después del sábado no pueda traer a Perú a su hija de 5 años porque carece de pasaporte, que según ella cuesta entre 200 y 500 dólares por adquirirlo en Venezuela, una tarifa imposible para la migrante.
La mujer afirmó que espera llegar a Chile. "La mayoría de mi familia está allí", dijo desde el punto de control fronterizo en Tumbes, donde los niños dormían en las aceras.
TEMOR A UN INGRESO MASIVO
La agobiante crisis humanitaria y económica en Venezuela bajo el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha desencadenado la peor crisis migratoria en la historia reciente de América Latina, obligando a países como Perú, un país en desarrollo de unos 32 millones de personas, a lidiar con un aumento de la migración sin precedentes.
Hace dos años, Perú había introducido nuevas leyes migratorias para acoger a los migrantes venezolanos. Se repartieron cientos de miles de tarjetas de residencia a los venezolanos para que pudieran trabajar, ir a la escuela y acceder a la atención de salud pública.
Pero el masivo ingreso cambió la percepción del Gobierno, en medio de crecientes temores de que los migrantes venezolanos estén presionando los salarios hacia la baja y aumentado el crimen.
El gobierno de Martín Vizcarra advirtió la semana pasada que seguirá expulsando a los venezolanos con antecedentes criminales y dijo que comenzaría a exigir a los migrantes que obtengan una visa de sus consulados en Venezuela antes de ir a la frontera, una política similar a la de su vecino Chile.
Mientras los migrantes tomaban autobuses y caminaban hacia la frontera el jueves, Vizcarra defendió su nueva postura de inmigración de un evento en la ciudad norteña de Piura.
"Nuestro país ha abierto sus brazos a más de 800.000 venezolanos. Creo que es completamente lógico y justificado pedirles que traigan visas para asegurar un mejor control de quién ingresa", dijo Vizcarra a los periodistas.
Unos 4 millones de venezolanos han abandonado su país desde 2015, un 12 por ciento de su población, buscando escapar de una crisis que ha privado a muchos de los alimentos y medicamentos básicos, según un cálculo de la ONU.
(Con reporte de Guadalupe Pardo, Mitra Taj y Marco Aquino, Editado por Juana Casas)