Por Andrea Shalal y Pete Schroeder
WASHINGTON (Reuters) - El acuerdo de JPMorgan para comprar First Republic Bank ha puesto en problemas al Gobierno del presidente Joe Biden, al obligar a las autoridades estadounidenses a tener que explicar cómo su postura contra las fusiones se alinea con la decisión de permitir que el mayor banco de Estados Unidos siga haciéndose aún más grande.
En un evento de la Casa Blanca el lunes, Biden elogió el acuerdo por la venta del prestamista con sede en San Francisco al decir que protegería a todos los depositantes y evitaría un rescate del Gobierno.
El mandatario demócrata no mencionó a JPMorgan Chase & Co (NYSE:JPM). e hizo hincapié en la necesidad de una regulación más estricta del sector bancario.
La senadora Elizabeth Warren, demócrata y miembro del Comité de Banca del Senado que ha estado presionando por regulaciones más severas, criticó la decisión y el asunto parecía una complicación en ciernes para Biden, quien la semana pasada anunció su campaña por una reelección mientras lidia con bajos índices de aprobación.
"Un banco mal supervisado fue absorbido por un banco aún más grande; en última instancia, los contribuyentes serán el anzuelo", dijo Warren en Twitter (NYSE:TWTR).
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que la adquisición de los activos de First Republic por parte de JPMorgan era necesaria para garantizar la resiliencia del sistema bancario y la operación que no tenía un costo para los contribuyentes.
"Ninguna otra administración reciente ha hecho más para promover la competencia y abordar (el) proceso de concentración en todas las industrias", dijo en una rueda de prensa en la Casa Blanca.
Jean-Pierre agregó que los funcionarios de la administración de Biden valoraban el hecho de que los bancos comunitarios ofrezcan servicios a quienes de otro modo no tendrían acceso bancario.
El acuerdo por el frustrado prestamista se produce en medio de una discusión entre los reguladores estadounidenses sobre el endurecimiento de las reglas sobre las fusiones bancarias y los funcionarios están cada vez más preocupados de que la consolidación pueda socavar la estabilidad financiera y dejar a las comunidades con necesidades de servicios.
Los funcionarios del Gobierno, conscientes del impacto de una adquisición de JPMorgan en el sector bancario, presionaron a los prestamistas más pequeños para que presentaran ofertas y trabajaron arduamente para encontrar una solución diferente, pero la envergadura de la oferta de JPMorgan finalmente le dio una ventaja, según fuentes cercanas al proceso.
La ley estipula que la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) está legalmente obligada a elegir la oferta que costara menos, dijo Aaron Klein, exfuncionario del Tesoro y miembro del personal del Senado que ayudó a redactar la reforma Dodd-Frank, aprobada a raíz de la crisis financiera de 2008.
Al final, la necesidad de evitar el contagio en el sector bancario superó las preocupaciones de que JPMorgan se vuelva más poderoso, dijeron exfuncionarios.
"Obviamente, la de idea de que un banco pueda ser demasiado grande para quebrar es preocupante, pero en este momento era necesario apagar el incendio más grave", dijo Ben Harris, quien dejó su puesto como subsecretario del Tesoro para política económica a fines de marzo y fue economista jefe del equipo de Biden durante la gestión de Barack Obama.
(Reporte de Andrea Shalal y Pete Schroeder; reporte adicional de David Lawder, Sruthi Shankar, Chris Prentice y Douglas Gillison. Editado en español por Marion Giraldo)