Las recientes medidas del presidente Biden de aumentar los aranceles sobre importaciones chinas por valor de 18.000 millones de dólares, junto con la promesa del expresidente Trump de imponer un arancel del 60% a los bienes procedentes de China y un arancel del 10% a los bienes de otras naciones si es reelegido en 2025, han generado preocupación por los posibles efectos negativos sobre la economía.
En una comunicación a sus clientes esta semana, los analistas evaluaron estas situaciones y sus efectos potenciales sobre la economía de Estados Unidos, considerando específicamente el riesgo de estanflación -un período de crecimiento económico lento junto con una alta inflación-.
Los analistas emplearon un completo modelo macroeconómico para estudiar cuatro situaciones: una "base" sin cambios en los aranceles, una situación "Biden" con un arancel del 50% sobre 18.000 millones de dólares de bienes chinos, una situación "Trump" con un arancel del 60% sobre bienes chinos y un arancel del 10% sobre bienes de otras naciones, y una cuarta situación que incluye posibles aranceles de represalia de otros países.
El banco indicó que sus análisis sugieren que la situación "Biden" tendría un efecto insignificante en la economía estadounidense de 28 billones de dólares, muy similar a la situación de referencia.
Sin embargo, en la situación "Trump", el banco afirma que se espera que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) se ralentice considerablemente en 2025, lo que provocaría un aumento de la tasa de desempleo del 0,5%. También se espera que la inflación sea más alta en comparación con la línea de base, según el banco.
Mencionan que la situación empeora si otros países responden con aranceles propios. En este escenario, el banco prevé que el PIB de Estados Unidos disminuya y la tasa de desempleo aumente aún más.
El banco aclara que los efectos negativos sobre el crecimiento proceden del impacto del aumento de los aranceles sobre el Índice de Precios al Consumo (IPC), que disminuiría el crecimiento de los ingresos reales y reduciría el gasto de los consumidores.
El banco señala que, si bien la relajación de la política monetaria podría suavizar el impacto, la posibilidad de mayores desviaciones en la inflación podría desacelerar aún más el crecimiento del PIB y aumentar las tasas de desempleo más allá de lo que prevé el modelo.
En comparación con los años setenta, cuando el "índice de miseria" (la tasa combinada de la inflación del IPC y la tasa de desempleo) pasó del 9% en 1972 a más del 20% en 1980, el banco afirma que las proyecciones actuales indican un efecto estanflacionario menos grave.
No obstante, el banco concluye que un aumento sustancial de los aranceles aún provocaría una sacudida estanflacionaria en la economía, aunque no tan intensa como la experimentada a finales de los 70 y principios de los 80.
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