Lisboa, 26 ene (EFE).- La operación que condujo a la venta del banco portugués Banif (LS:BANIF) al español Santander (MC:SAN) fue considerada sospechosa por el expresidente de la entidad lusa, Jorge Tomé, quien expresó sus dudas sobre los intereses que rodeaban el proceso.
Durante su intervención hoy en un foro sobre supervisión bancaria realizado en Lisboa, Tomé calificó la venta de "liquidación forzosa" y criticó los valores envueltos en la operación.
"Ya que querían que fuese el Santander, ¿por qué no mejoraron la propuesta del Santander?", se preguntó el banquero.
La entidad española se hizo con la mayor parte del Banif a finales de diciembre por 150 millones de euros, aunque a cambio recibió otros 2.000 millones de euros en concepto de garantías y para cubrir "contingencias futuras" derivadas de estos activos.
La resolución del Banif -el más pequeño de los grandes bancos lusos- tendrá un impacto en las arcas públicas lusas próximo a los 3.000 millones de euros, lo que abrió las primeras grietas entre el Gobierno socialista y sus socios de izquierda, que votaron en contra en el Parlamento.
Según Tomé, hubo propuestas "bastante mejores" que la del Santander para encontrar una solución.
En el foco de sus críticas colocó a la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea por haber presionado al Gobierno luso para actuar lo más deprisa posible.
En su opinión, Bruselas "pudo haber utilizado el Banif como moneda de cambio" para conseguir otros objetivos, aunque no aclaró más detalles.
"Yo tengo mi tesis, con fundamentos, pero no me voy a adelantar", se limitó a señalar el banquero.
También consideró que la información sobre cuáles exactamente son los activos transferidos del Banif al Santander sigue siendo "opaca" y lamentó los cambios de criterio de Bruselas.
Tomé insistió en que durante años la CE defendió un proceso de venta "transparente, competitivo y abierto", para finalmente aceptar una solución urgente sin concurso previo.
El expresidente del Banif reiteró así sus críticas a una operación que diseñaron el Banco de Portugal y el Gobierno luso, además de contar con el beneplácito de las autoridades europeas.
La resolución de la entidad supuso su división en tres partes: una saneada vendida al Santander, una problemática agrupada en un vehículo de gestión de activos creada exprofeso y un pequeño porcentaje que se mantiene en el Banif.