Atenas, 21 dic (.).- El primer ministro heleno, Kyriakos Mitsotakis, defendió este miércoles el nuevo subsidio a la cesta de la compra de los griegos y dijo que los únicos que se oponen a esta medida que tiene como objetivo apoyar a la sociedad en estos tiempos difíciles son “la izquierda caviar” y “los liberales de lujo”.
Durante una reunión de su gabinete, el líder conservador señaló que esta medida logrará aliviar el impacto de la inflación, que este año rondará previsiblemente el 10 %; y, ante las críticas de la oposición, recalcó que no se trata de una “medida preelectoral”, sino esencial.
A partir de febrero, y durante seis meses, los hogares griegos contarán con un subsidio adicional: el Estado asumirá el 10 % del coste de la compra, tanto de productos de alimentación como otras necesidades básicas.
Esta nueva medida bautizada como "Market Pass" se suma a otras ya puestas en marcha a lo largo del año, como la subvención a la gasolina, la electricidad o el tope flexible a medio centenar de productos básicos de la cesta de la compra.
Sin embargo, las ayudas están sujetas a una serie de límites: el tope máximo subvencionado con un 10 % será de 220 euros al mes para las personas que viven solas, de 320 para las parejas sin hijos, mientras que a partir de dos hijos se añadirán otros 100 euros por cabeza.
Además, la persona que solicite esta devolución no deberá tener un ingreso que supere los 16.000 euros brutos anuales en el caso de los hogares unipersonales y de 24.000 euros en el de las parejas.
Traducido en mensualidades, el tope de la ayuda es de entre 22 y 52 euros mensuales, en función del número de miembros de una familia.
El principal partido de la oposición, el izquierdista Syriza, considera la iniciativa de "fraude" y un intento de Mitsotakis de "comprar el voto popular por 30 euros" de cara a las elecciones del próximo año.
Según Mitsotakis, esta medida -cuya aprobación en el Parlamento está prácticamente garantizada gracias a la mayoría absoluta de la que goza el partido gubernamental de Nueva Democracia- costará alrededor de 650 millones de euros.
Será financiada íntegramente a través de la tasa que Grecia ha aplicado a los beneficios extraordinarios que han hecho las refinerías gracias al encarecimiento de los combustibles.
Los críticos a la política de subvenciones argumentan que, al bolsillo del ciudadano, le ayudaría mucho más bajar el impuesto sobre el valor añadido (IVA), que con un 24 % (13 % el reducido) es de los más altos de Europa.
El proyecto presupuestario parte de una inflación este año del 10 %, consecuencia de la guerra en Ucrania, encarecimiento que en 2023 quedará previsiblemente reducido a la mitad.
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