Noemí Jabois
Beirut, 21 nov (.).- El ministro libanés de Economía, Amin Salam, alerta de que su país registra ya una tasa de desempleo cercana al 50 % y predice más caídas del PIB a causa de la guerra, escenario por el que están "renegociando" alternativas a un estancado acuerdo de rescate con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En una entrevista con EFE en Beirut, Salam describe como "aterrador" el impacto económico del conflicto y recuerda que el Banco Mundial (BM) estimó recientemente una disminución de casi el 7 % del PIB del Líbano para 2024, una tendencia que cree que continuará.
"La pérdida de PIB será el doble al año próximo. Incluso si la guerra termina en las próximas semanas o meses el PIB, continuará disminuyendo. Porque el Gobierno del país estará lidiando con 1,5 millones de desplazados, con la reconstrucción, así que no habrá movimiento en la economía para mejorarlo", avisa.
El "desastre" del desempleo
Al ministro le preocupa especialmente la tasa de desempleo, que estima en al menos el 50 %, alentada por el desplazamiento masivo causado por la ofensiva aérea israelí iniciada hace dos meses. "Esto es un desastre para cualquier economía, a algunos países si les dices 5-10 % es un gran problema, 20 % es un desastre, 30 % es caos", explica.
Y esto tendrá efectos "prolongados" en el crecimiento, que tiene un crudo escenario a largo plazo.
"Estamos mirando a una pérdida de quizás 10 a 15 puntos del PIB para los próximos años; estamos hablando de desempleo al alza que puede alcanzar el 60 o 70 %, lo que supone otro desastre; y hoy estamos hablando en conjunto (...) de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares de impacto de la guerra", estima.
En esa cifra engloba no solo el impacto en la economía, sino también el estatus social, los desplazados, el plan de emergencia gubernamental o la destrucción desde viviendas a infraestructura.
Salam recuerda que en 2023, tras casi cuatro años de crisis económica, el Líbano había comenzado a registrar una mejoría gracias a la creación de empleo y la entrada de dólares a través de los sectores del turismo, agricultura y "algunos" servicios.
Sin embargo, el comienzo del conflicto hace un año trajo un declive "gradual" hasta que este verano, cuando la guerra se volvió de verdad "intensa", el país perdió "por completo" el sector turístico, que solía generar entre 6.000 y 10.000 millones de dólares anuales.
En paralelo, también cayó la agricultura con sus ingresos de entre 2.000 y 3.000 millones de dólares, afectada por los constantes bombardeos contra el sur y este del país, y la contaminación de las tierras por la caída de fósforo blanco, un arma prohibida que según denuncian diversas ONG y la ONU ha sido empleado por Israel.
"Entre esos dos sectores, nuestro Ministerio valoró que las pérdidas para la economía fueron del equivalente a 10.000 millones de dólares en ingresos. De dos sectores que, incluso si digo al 90 %, la casi totalidad han desaparecido", zanja.
Negociación con el FMI
Para el responsable, lo que está manteniendo el país a flote son las vías comerciales, que han conseguido mantener abiertas en medio del conflicto principalmente a través de los puertos marítimos de Beirut y Trípoli (norte), dado que ninguna aerolínea internacional está volando al Líbano.
Se congratula por seguir recibiendo "todos" los productos básicos, consciente de que "el comercio es un asunto humanitario" para la nación, pues importa alrededor del 90 % de sus necesidades. Sin embargo, reconoce que los precios se han encarecido, al igual que los seguros, y que se están produciendo "muchos retrasos" en los envíos.
"El mayor desafío va a ser la economía en la posguerra, porque si no la manejamos inmediatamente para que mejore gradualmente, tendremos problemas sociales, podríamos ir a una guerra civil completa debido a la economía", alerta Salam.
La comunidad internacional será clave en esta tarea y, precisamente, hace pocos días mantuvo en Estados Unidos una serie de encuentros con representantes de la Administración entrante de Donald Trump y grandes organismos con sede allí como el BM, la ONU o el FMI.
El ministro ha notado una disposición general a apoyar al Líbano, pero advierte de que para poder recibir ayuda "inmediatamente tras un alto el fuego", el país tendrá que resolver primero una serie de problemas internos.
En abril de 2022, ya había alcanzado un acuerdo preliminar con el FMI considerado clave, con potenciales ayudas por valor de unos 3.000 millones de dólares, pero nunca avanzó ante el fracaso libanés a la hora de implementar las reformas profundas exigidas por el organismo.
"Se está renegociando todo el entendimiento con el FMI, pero diría que los pilares son siempre los mismos: reformas, leyes anticorrupción, etc. Esas (condiciones) siguen ahí, pero tenemos un marco diferente que estamos debatiendo ahora, que requerirá más responsabilidades para los dos lados de la mesa", anuncia.
Según el ministro, el enfoque al completo ha cambiado, ya que el acuerdo inicial estaba basado en una situación de colapso económico y de crisis bancaria financiera.
"Hoy, estamos en un valle completamente diferente. Hoy, estamos hablando de 1,5 millones de desplazados internos, de un país destruido por la guerra, de una destrucción grave de infraestructura", concluye.
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