Por Paul Taylor y Francesco Guarascio
BRUSELAS (Reuters) - Los socios europeos de Reino Unido están acelerando las advertencias de que si vota la próxima semana a favor de abandonar la UE, los bancos y firmas financieras con sede en Londres podrían perder sus preciados "pasaportes" para ofrecer servicios en el bloque europeo.
La City de Londres rivaliza con Nueva York como el mayor centro financiero del mundo en parte gracias al derecho automático que tiene para vender servicios a lo largo del bloque de 28 países a bajo coste y con unas normas comunes bajo un sistema conocido como pasaporte, dijeron responsables europeos y del sector.
Preguntado por Reuters sobre lo que ocurriría en caso de que se apruebe un Brexit tras el referéndum del 23 de junio, el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, dijo: "No habrá pasaporte, o tendrá que ser negociado con muchas concesiones recíprocas".
Sapin dijo en alto lo que muchos otros responsables de la UE y diplomáticos dicen en privado. El acceso sin restricciones al los servicios financieros se percibe ampliamente como la "joya de la corona" de los beneficios británicos por su permanencia en la UE, y los socios de Londres pagarían un alto precio por mantenerlo.
Alemania, Francia, Luxemburgo e Irlanda competirían por atraer negocios desde Londres en sectores como la banca de inversión, compensación, pagos o gestión de fondos.
La pertenencia británica a la UE da al Reino Unido acceso a lo que efectivamente es una "zona financiera Schengen" - una normativa común que permite a los bancos, entre ellos muchas instituciones estadounidenses y no europeas, operar libremente a lo largo de las fronteras del bloque.
Al igual que la zona Schengen de 26 países -a la que Reino Unido nunca se unió-, que permite la libre circulación de ciudadanos entre sus fronteras, el mercado único permite a las entidades financieras, gestores de fondos y firmas de inversión operar en la UE sin normativas ni controles nacionales diferentes.
Reino Unido es el mayor beneficiario porque los bancos con sede en el país y las firmas de inversión juegan un papel clave en los mercados financieros europeos para los derivados, las divisas, los préstamos bancarios internacionales, la gestión de activos y los seguros.
El sistema de pasaporte permite a los bancos británicos abrir sedes en países de la UE simplemente avisando a las autoridades de supervisión británicas.
Los servicios financieros suponen el 8 por ciento de la renta nacional británica, según el Banco de Inglaterra. El sector aglutina casi una cuarta parte de los servicios financieros de toda la UE y el 40 por ciento de las exportaciones de servicios financieros de la UE. Ochenta de los 358 bancos que operan en Reino Unido tienen su sede en otro lugar dentro de Europa.
"Una preocupación clave para muchos bancos británicos y firmas de inversión es que la salida de la UE implique que ya no se beneficien del pasaporte y estén sujetos a las mismas restricciones que las empresas de fuera de la UE", dijo el lobby bancario AFME en un informe que cuestionaba el futuro de Londres como un centro para los servicios financieros del continente.
El impacto sería igual de duro para otros bancos americanos, japoneses y de fuera de la UE que tengan su sede europea en Londres. Muchos ya estudian abandonar partes de sus negocios en Europa o trasladarlos a dentro de la zona euro, en caso de que se produzca el Brexit.
OPCIONES
Los bancos todavía podrían crear filiales en lugar de sucursales, en los países europeos en los que deseen operar, pero un responsable del sector bancario dijo que "esto implica mayores compromisos y costes". Las filiales tienen que tener su propia capitalización separada y están sujetas la regulación nacional y a posibles restricciones nacionales sobre liquidez.
El tratado de la UE concede dos años para negociar el divorcio una vez un país ha decidido abandonar la unión. Ese periodo sólo se alargaría por acuerdo unánime. El inicio de la cuenta atrás depende de cuándo notifique el Gobierno británico formalmente su intención de marcharse a los socios de la UE.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha dicho que Reino Unido tendrá que negociar los términos de su salida primero y ser un "tercer país" antes de alcanzar un acuerdo sobre una nueva relación con la UE.
El país mantendría su ventaja financiera si entra en el Área Económica Europea, de la que forman parte Islandia, Noruega y Liechtenstein, pero eso supondría aplicar todas las normas de la UE automáticamente sin poder influir en la legislación. También implicaría pagar a la UE por el acceso al mercado e implantar la libre circulación de capital, bienes, servicios y personas.
Como alternativa, la nación puede intentar negociar acuerdos con la UE, como ha hecho Suiza. Pero esto llevaría más de dos años incluso si las dos partes están por completo de acuerdo, dijo el comisario europeo de servicios Jonathan Hill el martes en el Parlamento Europeo.