Túnez, 18 mar (.).- La agencia de calificación de riesgo Fitch Ratings rebajó hoy por segunda vez en menos de un año la nota de emisor a largo plazo (IDR) en divisa extranjera de Túnez, que pasó de "B-" a "CCC" debido a la demora en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un nuevo crédito.
La agencia explicó en un comunicado que los riesgos de liquidez presupuestaria y externa se han visto incrementados en un contexto de cambios políticos después de que el presidente de la República, Kais Said, declarase el estado de excepción- que incluyó el cese del primer ministro y la suspensión del Parlamento- y se hiciera con plenos poderes con el fin de "recuperar la paz social".
Pese a los avances en el diálogo entre el Gobierno y los sindicatos, señaló, se mantiene una fuerte oposición social a las reformas fiscales y la celebración de eventos políticos "polémicos"- el referéndum constitucional en julio y elecciones legislativas anticipadas en diciembre- podrían provocar una falta de acuerdo y dificultades para implementar las reformas acordadas.
En ausencia de dichas reformas, Túnez podría verse obligado a recurrir al Club de París- que reúne a los principales acreedores públicos del mundo- antes de ser elegible para reestructurar la deuda como ya ha ocurrido anteriormente, con las implicaciones que ello conlleva para los acreedores del sector privado, avanzó la agencia.
Según su análisis, entre los principales desafíos del país se encuentra su creciente dependencia a la financiación nacional y el alza del precio de las materias primas que han provocado una mayo inflación, que se estima que alcance cerca del 8 % durante este año, y cuyo incremento será costeado por los subsidios del Estado.
Aunque la economía nacional creció un 3 % en 2021 tras una contracción del 9 % durante el ejercicio anterior como consecuencia de la crisis sanitaria, esta "modesta" recuperación se ha visto empañada por el estancamiento del sector turístico- que representa el 14 % del PIB-, la incertidumbre política y económica que no ofrece la confianza necesaria a los inversores y el débil consumo privado.
El pasado martes una treinta de organizaciones locales denunciaron la influencia de las instituciones financieras internacionales en la economía del país y la opacidad del plan de reformas presentado por el Gobierno de Nedjla Bouden, en el poder desde el pasado mes de septiembre.
El portavoz del FMI, Gerry Rice, reveló ayer en Washington que un equipo reducido se desplazará al país antes de final de mes para continuar con las negociaciones que, califico, se encuentran en "buen progreso" y aseguró que su organismo seguirá siendo un socio "sólido" para Túnez.
Ante un déficit público sin precedentes y una deuda exterior que alcanza el 100% de su PIB, el Ejecutivo retomó a principios de año las negociaciones con el FMI para tratar de cerrar antes de abril un préstamo- el cuarto de la última década- aunque para ello debe presentar un plan de reformas avalado por los diferentes actores sociales -sindicatos, patronal y sociedad civil- que hasta ahora no ha logrado un consenso.
Según denunció la poderosa central sindical, la UGTT, el proyecto- del que apenas se conocen detalles- contempla la rebaja de un 10 % del sueldo de los funcionarios, su congelación salarial durante el próximo lustro, la privatización de empresas públicas y la retirada de las subvenciones a los productos de primera necesidad.