París, 4 nov (.).- Francia se lanza a un pulso con la Comisión Europea contra las penalizaciones que tendrán que pagar los fabricantes de coches con la reglamentación actual que les exige resultados desde 2025 en la reducción del porcentaje de vehículos con motores térmicos vendidos.
El ministro de Economía y Finanzas, Antoine Armand, explica en una entrevista publicada este lunes en Les Echos que considera que "los fabricantes firmemente comprometidos con la electrificación de los vehículos no deberían tener que pagar multas".
"Defenderé esta posición con el ministro de Industria, Marc Ferracci, ante la Comisión Europea", añade Armand.
El propio Ferraci precisa que Francia quiere que Bruselas proponga "una solución selectiva para que los actores verdaderamente comprometidos en esta transición no tengan que pagar multas a cuentas de 2025 sin cuestionar nuestra trayectoria de descarbonización de las movilidades".
En concreto, eso significa que Francia no quiere volver a negociar la trayectoria que se han fijado los Veintisiete que debe conducir a la prohibición de la venta de coches nuevos de motores térmicos a partir de 2035.
Pero sí a renunciar a las penalizaciones establecidas en una primera etapa para los que en 2025 no reduzcan en un 15 % los vehículos que generan emisiones de dióxido de carbono (CO2) respecto a la referencia de 2020.
El consejero delegado de Renault (EPA:RENA), Luca de Meo, lleva meses subrayando que ese objetivo es demasiado ambicioso, sobre todo teniendo en cuenta la realidad actual del mercado, y su posición ha recibido el apoyo del Gobierno francés.
Los constructores han calculado que las penalizaciones podrían alcanzar los 10.000 a 16.000 millones de euros y que para evitarlas su estrategia sería incluso reducir artificialmente sus ventas de coches de combustión.
"Eso supondría muy directamente bajas de actividad con graves consecuencias en el empleo para los proveedores", según el titular francés de Industria, que va a trabajar para que la Comisión modifique el sistema de multas sin reabrir propiamente el reglamento.
Para conseguir su objetivo, las autoridades francesas van a intentar convencer a otros países y Armand pretende hacerlo desde hoy y mañana en Bruselas en las reuniones del Eurogrupo y del Ecofin.