París, 04 ene (.).- El Gobierno francés considera que se aleja el riesgo de que se produzcan apagones este invierno, algo que se había contemplado por el parón temporal de algunos reactores nucleares, debido a que el consumo está bajando de forma significativa.
El portavoz del Gobierno, Olivier Véran, ha explicado este miércoles que ese riesgo "parece alejarse, en particular por el arranque progresivo de nuestras centrales nucleares, pero también por las condiciones meteorológicas (...) y también por el esfuerzo de sobriedad energética del Estado, de las empresas y del conjunto de los franceses".
En la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros, Véran ha insistido en que los últimos indicadores "son positivos, tranquilizadores".
El operador de las redes eléctricas RTE ha actualizado, hasta el 1 de enero, los datos del consumo de electricidad en Francia, que en la última semana ha caído un 8,5 % si se compara con el mismo periodo de los años 2014-2019, descontando los efectos meteorológicos o de calendario.
En las cuatro últimas semanas, RTE también ha constatado un descenso de la demanda del 8,5 % respecto a la referencia de esos años.
Además, se han conectado a la red más reactores nucleares que llevaban parados varios meses (por labores de mantenimiento o por defectos que se habían detectado), con lo que ahora ya están en servicio 42 de los 56 que hay en Francia.
Por último, las necesidades de energía para calefacción han sido particularmente bajas en Francia desde finales de año por las temperaturas excepcionalmente elevadas que se han registrado para un comienzo del invierno.
Todo esto ha disminuido la presión sobre el Ejecutivo, que a comienzos de diciembre había presentado unos planes de contingencia ante la eventualidad de que se produjeran apagones, lo que dio lugar a críticas de la oposición por no haber sido suficientemente previsor.
En paralelo, el parón en otoño de la mitad del parque de reactores nucleares franceses, que normalmente generan el 70 % de la demanda de electricidad del país, ha obligado a Francia a importar corriente de forma masiva en los últimos meses de países vecinos como Alemania y España.