Túnez, 12 mar (.).- El ministerio de Transportes tunecino nombró hoy nuevo presidente de la aerolínea nacional Tunisair a Khaled Chelli, que se convertirá en el quinto responsable en apenas un año y que deberá hacer frente a deudas millonarias así como a una difícil reestructuración de plantilla.
Chelli, que ostentaba hasta ahora el cargo de representante de la compañía en Canadá y que ocupó anteriormente el puesto de director general de la Oficina de Aviación Civil y de Aeropuertos de Túnez (OACA por sus siglas en francés), reemplazará al administrador interino Belgacem Tayaa, nombrado diez días antes.
Su predecesora, Olfa Hamdi, de 36 años, fue nombrada a principios de año y cesada de manera fulminante un mes y medio más tarde después de un duro enfrentamiento con el principal sindicato del país, la UGTT. El ministro de Transportes, Moez Chakchouk, declaró a la prensa local que Hamdi violó el acuerdo de confidencialidad al publicar documentos oficiales en las redes sociales.
24 horas antes, la responsable había compartido en su cuenta oficial de Facebook (NASDAQ:FB) una supuesta carta enviada por la UGTT en la que reclamaba a la compañía una importante cantidad de dinero en concepto de cuotas de sus afiliados.
Tras su destitución, Hamdi acusó al Gobierno de haberle tendido una emboscada para detenerle cuando se dirigía a la sede de la aerolínea con el fin de anunciar en una conferencia de prensa su nueva estrategia empresarial y que pudo evitar tras ser alertada por los agentes de seguridad del edificio.
"El Gobierno ha sido cesado de sus funciones en cuanto Noureddine Taboubi- secretario general de la UGTT- anunció una huelga general en todas las instituciones públicas. La economía tunecina se ha convertido en un tribunal para ajustar cuentas", lamentó la ejecutiva.
Las deudas acumuladas por la aerolínea, reveló recientemente el ministro, ascienden a 287 millones de euros, que corresponden a préstamos de bancos locales y extranjeros destinados a la adquisición en 2014 de nuevos aviones. Asimismo Chakchouk desmintió que el Gobierno tenga intención de ceder una parte de su capital como acusa el sindicato, que se niega de manera rotunda a la privatización de toda empresa pública.
El antiguo presidente de Tunisair, Elyes Mnakbi, fue cesado igualmente por sorpresa el pasado mes de julio tras tres años en el puesto después de que se negara, según su versión, a vender la empresa a Qatar, país con el que el Gobierno mantenía supuestamente una negociación secreta. Mnakbi insistió en que la empresa debía desprenderse del exceso de personal, estimado en un 250 %, para evitar su quiebra.
El pasado 18 de febrero la justicia del país ordenó el embargo preventivo de las cuentas de la compañía a petición del operador turco TAV, que gestiona los aeropuertos tunecinos de Enfidha-Hammamet y Monastir, para recuperar una deuda por valor de 20 millones de euros. La crisis sanitaria ha agravado todavía más su situación económica tras la caída de sus ingresos en un 70 % hasta alcanzar los 146 millones de euros.
En julio de 2020, un tribunal tunecino condenó a siete altos cargos a la prisión provisional por un supuesto caso de abusos y corrupción relacionado con "Tunisair Technics", filial encargada del mantenimiento de los aparatos.
Creada en 1948, Tunisair cuenta con cerca de 8.000 empleados para una treintena de aviones, de los cuales solo cuatro se encuentran actualmente en funcionamiento. El Gobierno prevé presentar un nuevo plan de rescate en el mes de abril, una promesa constante de los diferentes Ejecutivos que se han sucedido: solo en el último año, cuatro ministros han ocupado la cartera de Transportes.