Por Jose Elías Rodríguez y Jesús Aguado
MADRID (Reuters) - Los principales bonistas y bancos de Abengoa (MC:ABGek) se han puesto de acuerdo sobre cómo reflotar la empresa, dijo el miércoles una fuente con conocimiento de la situación.
Pero la solución que evite la que sería la mayor quiebra de la historia de España está aún muy lejos. Tras este primer acuerdo, los acreedores necesitan apoyos de al menos las tres cuartas partes del pasivo financiero a solo tres semanas de que venza el preconcurso de acreedores.
"Hay un principio de acuerdo de los principales bancos y bonistas, al que van a intentar que se sume el 75 por ciento de la deuda y que también tiene que aprobar la compañía", dijo la fuente.
La fuente añadió que el G7 -el nombre que se le ha dado a los siete principales bancos acreedores de Abengoa- y los bonistas representados por Houlihan Lokey suponen aproximadamente el 40 por ciento de los más de 9.000 millones de deuda financiera bruta que tiene la atribulada empresa sevillana.
Portavoces de Abengoa y del grupo de bancos rehusaron hacer comentarios mientras que no fue posible contrastar la información con representantes de los bonistas.
El principio de acuerdo contempla la inyección de 1.200 millones de euros de dinero fresco para que Abengoa salga de la crisis que la tiene prácticamente paralizada este año y el que viene.
Quienes inyecten este dinero, fundamentalmente bonistas, se quedarían con el 55 por ciento del capital de una reestructurada Abengoa, que lo devolvería en un plazo de cinco años con gravosos intereses que sumarían el 18 por ciento, según la primera fuente y otra fuente bancaria.
Además, se refinanciarían con un vencimiento menor una serie de préstamos concedidos en los últimos seis meses por bancos, bonistas y el fondo TCI por más de 500 millones de euros y se aportarían avales para proyectos por 800 millones de euros.
Los titulares de la deuda antigua de la empresa se quedarían con un 40 por ciento del capital tras asumir quitas por el 70 por ciento por capitalización de préstamos, mientras que el accionista histórico Inversión Corporativa, como adelantó Reuters la semana pasada, se diluirá hasta el 5 por ciento, con opción a sumar otro 5 por ciento si la compañía consigue devolver sus deudas.
Las prendas constituidas en acciones de la filial estadounidense Atlantica Yield, donde Abengoa tiene un 42 por ciento valorado en casi 700 millones de dólares, garantizarían la devolución a los acreedores de al menos parte del rescate.
Asimismo, la propuesta de reestructuración coordinada por la consultora KMPG contempla eliminar la doble cotización de las acciones de Abengoa, una estructura que permitió en su momento a la familia Benjumea y otras familias fundadoras en torno a Inversión Corporativa captar recursos para la compañía sin sacrificar el control político de la entidad.
EL RELOJ Y LOS PROVEEDORES TAMBIÉN CUENTAN
Sumar las tres cuartas partes de la masa de deuda financiera de Abengoa para evitar la mayor quiebra de España pondrá a prueba los méritos de los distintos equipos negociadores, que cuentan con poco más de dos semanas antes del 28 de marzo, día en el que finaliza el preconcurso de acreedores.
Antes de rubricar todas las partes un acuerdo de reestructuración definitivo, para sumar el 75 por ciento del pasivo los bancos tendrían que firmar primero un acuerdo bajo la fórmula jurídica conocida como "scheme of arrangement" y los bonistas seguir un proceso similar en el que presten su consentimiento.
Paralelamente, la endeudada compañía sevillana, cuyo pasivo real contando con la yieldco supera los 25.247 millones de euros, negocia quitas significativas de la deuda de 5.500 millones que tiene con sus proveedores.
En una carta enviada por Abengoa a un proveedor a la que tuvo acceso Reuters, la compañía pide "esfuerzos" para relanzar la compañía y propone una quita del 60 por ciento sobre la deuda, alargando además la devolución del resto.
Pero, en definitiva, todo pasa finalmente porque el consejo de administración de la empresa, todavía controlado por la familia Benjumea, otorgue su plácet a los planes de los acreedores.
La retirada de Felipe Benjumea del consejo - era asesor del anterior presidente ejecutivo y está siendo investigado por la Audiencia Nacional- fue una de las condiciones impuestas por la banca precisamente por las dificultades de avanzar en el proceso, han explicado en los últimos días diversas fuentes.