Jesús María Alonso
Madrid, 19 may (EFE).- El futuro de Grecia, un país sumido en el pánico económico, sigue siendo una amenaza para la deuda europea y los mercados así lo han reflejado esta semana, con una caída bursátil generalizada y el riesgo soberano al alza en varios países periféricos del Viejo Continente.
Dentro de la Unión Europea (UE) se ha aunado el discurso pidiendo a Atenas que permanezca en el euro con las condiciones pactadas para el rescate, ante la convocatoria de nuevas elecciones para el 17 de junio después de que los partidos más votados en los comicios del 6 de mayo fueran incapaces de acordar un gobierno de coalición que disipara las dudas dentro y fuera del país.
Un 54 % de los griegos consultados en una encuesta publicada el viernes desea la permanencia en el euro solo si se suavizan las medidas de austeridad, un 7 % quiere volver al dracma y un 34 % mantenerse incondicionalmente en la Eurozona.
Las dudas de los mercados han tenido una respuesta inmediata en la agencia calificadora de riesgos Fitch, que rebajó el jueves su nota de Grecia a largo plazo de B- a CCC por el "elevado riesgo" de que pueda salir de la zona del euro, sobre todo si de los próximos comicios no sale un gobierno dispuesto a aplicar los ajustes con toda su rigidez.
La inestabilidad política ha provocado que los ahorradores helenos retiraran cientos de millones de euros de sus cuentas en los últimos días, lo que ha hundido a la bolsa de Atenas a niveles de hace 22 años.
España ha sido uno de los países sacudidos por el efecto griego. La reforma financiera puesta en marcha por el Gobierno español, que ha exigido aportaciones extraordinarias a los bancos en sus provisiones para sanear sus activos inmobiliarios, calculadas entre 22.000 y 30.000 millones de euros, causaron daño a la banca en bolsa.
La agencia Moody's, además, rebajó de uno a tres escalones la calificación de 16 grandes bancos, incluidos el Santander y su filial británica, y el BBVA, por la "menor solvencia crediticia", el deterioro de la calidad de algunos activos y las restricciones al acceso del mercado de capitales. La rebaja no causó efecto bursátil.
La crisis de la zona del euro y la incógnita griega centran este fin de semana la reunión de los líderes del G8 en Camp David (EEUU), que subrayarán la necesidad de fomentar el crecimiento sin olvidar las reformas estructurales y la consolidación fiscal. El mismo pensamiento que dominará entre los líderes de la UE el próximo miércoles en Bruselas en la cumbre informal sobre crecimiento y empleo.
El despegue económico global sigue pendiente de la economía europea, que se ha salvado de la recesión en el primer trimestre gracias al tirón de Alemania (+0,5 % el PIB), mientras que en el resto de la zona del euro y la UE bajó un 0,3 %, respectivamente.
Japón superó definitivamente las secuelas del terremoto-tsunami de 2011, cerrando el último trimestre de su año fiscal enero-marzo con un crecimiento económico del 4,1 %, gracias al tirón del consumo interno y a las ingentes inversiones del Gobierno para rehabilitar las zonas devastadas, que han dado trabajo a numerosas empresas.
El acontecimiento empresarial de la semana fue la salida en la bolsa de Nueva York de Facebook, histórica en cuanto a su valoración bursátil (100.000 millones de euros) pero poco convincente en su primera jornada de cotización, pues apenas superó en 23 centavos el valor inicial de 38 dólares por acción.
Wall Street se dejó un 3,51 % esta semana, en línea con las europeas y las asiáticas, sacudidas por la presión griega y pendientes de la cumbre de la UE y del G8.
El euro cotizó fuertemente a la baja y cerró a 1,2725 dólares en Fráncfort. El barril de petróleo Brent bajó en Londres un 4,5 % hasta los 112,26 dólares y el Texas en Nueva York un 4,8 % hasta los 91,48 dólares. EFE