Madrid, 2 feb (.).- La Bolsa española registró una entrada masiva de nuevos inversores minoristas en los primeros momentos de la crisis ocasionada por la covid-19, en marzo de 2020, sobre todo, los días en los que el IBEX 35 sufrió sus caídas más intensas, ocasionadas por el estallido de la pandemia en Europa.
Esta es una de las principales conclusiones del Análisis del comportamiento de los inversores minoristas en los mercados financieros durante la crisis de la covid-19, publicado este miércoles por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Tal y como detalla el informe, en un contexto de incertidumbre global, caracterizado por fuertes caídas en las cotizaciones y elevadas volatilidades, los volúmenes de negociación bursátil de las personas físicas en España aumentaron significativamente, al igual que ocurrió en otros países como Francia y Bélgica.
En particular, "durante la primera ola del virus", en marzo de 2020, coincidiendo con las mayores caídas de la historia del IBEX 35 (22,2 % con respecto a febrero), se produjo el volumen máximo de compras de estos inversores, hasta casi 4.000 millones de euros en el mes, lo que supone cuatro veces más que la media mensual en 2019.
En cambio, añade el estudio, el volumen máximo de ventas tuvo lugar en noviembre de ese año, con 2.825 millones de euros en el mes, frente al máximo mensual alcanzado en 2019 de 1.600 millones, coincidiendo con el mayor repunte mensual del IBEX 35 de 2020 (25,2 %).
El informe detalla también que en marzo de 2020 se observaron variaciones relevantes en la presencia de inversores minoristas sobre el total de la negociación, que aumentó tanto en las operaciones de compra como en las de venta con respecto a los datos anteriores a la crisis provocada por la pandemia.
Esta presencia, que era del 4 % en las operaciones de compra y del 4,5 % en las de venta en el subperiodo precrisis, aumentó hasta el 9,4 % y el 6,4 % durante la primera ola del coronavirus (marzo de 2020), y fue del 6,4 % y del 7,6 %, respectivamente, en la "segunda ola".
Sin embargo, los datos de propiedad de las acciones por tipo de inversor de 2020 no revelan cambios significativos en los porcentajes atribuidos a las familias, que se sitúan en el 17,1 % (1 punto más que en 2019, pero lejos del promedio del 23 % entre 2010 y 2018).
El informe explica que estos intensos incrementos en los volúmenes de negociación y en el número de operaciones pueden explicarse por distintas razones.
En primer lugar, las grandes caídas de las cotizaciones de marzo de 2020 pudieron propiciar una actitud masivamente compradora por parte de los inversores, que tenían una expectativa de rendimiento en un plazo de tiempo determinado.
Además, indica el informe, "el periodo de confinamiento aumentó tanto el tiempo para operar en bolsa de una manera relativamente informada como los recursos para invertir de los que disponía, al menos, una parte de los inversores minoristas".
"El aumento de los recursos se produjo por el ahorro registrado ante la imposibilidad de realizar gastos en actividades que se encontraban restringidas", añade.
Otro aspecto "fundamental" fue el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a las finanzas, que evita la necesidad de acudir físicamente a ningún proveedor de servicios financieros para negociar en bolsa, concluye.