Las fuerzas deflacionistas derivadas de la desaceleración económica en China están empezando a tener efecto en los mercados internacionales, influyendo notablemente en Estados Unidos y la Eurozona al provocar un descenso de los precios de los bienes, según informó Morgan Stanley (NYSE:MS) el lunes.
La prolongada duración de la deflación en China, la más grave desde la década de 1990, está intensificando los problemas relacionados con el exceso de capacidad de producción, incluso con las recientes medidas gubernamentales destinadas a la estabilidad económica, afirma la empresa de banca de inversión en su último informe titulado "China's Deflationary Spillovers".
Las repercusiones secundarias son especialmente evidentes en los sectores manufactureros esenciales, y afectan sobre todo a la confección y los productos electrónicos. Éstos han provocado un ligero descenso de las tasas de inflación subyacente de alrededor del 0,1% tanto en EE.UU. como en la Eurozona, debido principalmente a una notable caída de la inflación de los productos manufacturados esenciales de alrededor del 0,5%, observó Morgan Stanley.
"Aunque el efecto total es relativamente pequeño", continuó Morgan Stanley, "da a los bancos centrales como la Reserva Federal y el Banco Central Europeo más flexibilidad para pensar en aplicar acciones de relajación monetaria durante el año".
Los analistas de Morgan Stanley destacaron que el protagonismo de China en la exportación internacional de bienes magnifica su influencia como fuente de deflación. Esta situación tiene consecuencias más amplias para las industrias que dependen de bienes importados, por ejemplo, el mercado de la confección estadounidense, donde los componentes del Índice de Precios al Consumo (IPC) podrían experimentar descensos de hasta el 0,3% debido al menor coste de las importaciones procedentes de China, explicaron.
En el futuro, Morgan Stanley prevé obstáculos continuos para la perspectiva inflacionista en China, pronosticando un repunte gradual con el Índice de Precios al Productor (IPP) pronosticado para abandonar el estado de deflación en la segunda mitad de 2025.
Este prudente optimismo se corresponde con las predicciones de que el crecimiento nominal del Producto Interior Bruto (PIB) en China será contenido, manteniéndose probablemente por debajo del 5% en los próximos años, según Morgan Stanley.
Los economistas de Morgan Stanley advierten de que, a menos que China adopte cambios significativos hacia estrategias económicas centradas en un crecimiento impulsado por el consumo, las persistentes fuerzas deflacionistas podrían continuar, a pesar de los intentos de impulsar las inversiones manufactureras.
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