La Haya, 28 dic (.).- La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) prevé “ajustes y cambios” en el transcurso del próximo año y subraya la necesidad de establecer “una nueva forma de trabajar postpandemia” en cooperación con otras agencias para promover “aún más” la salud pública y animal.
La directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke, señaló hoy que “el 2023 está a la vuelta de la esquina, y, al igual que 2022, traerá ajustes y cambios” para la agencia europea, que prevé que, en el transcurso del año, se “levante el estado de continuidad comercial que se invocó en 2020 para hacer frente” a la pandemia.
“Será necesario establecer una nueva forma de trabajar postpandemia en cooperación con nuestros socios y partes interesadas”, agregó en un comunicado, explicando que, dado que los datos del mundo real son fundamentales para las decisiones reglamentarias sobre fármacos, la EMA invertirá en “generar datos mejores y más sólidos” para la aprobación de medicamentos.
Además, Cooke aseguró que la EMA llevará a cabo su trabajo en “procesos regulatorios más flexibles mientras mantiene altos estándares de calidad, seguridad y eficacia” de los medicamentos que respalda para su uso en los países de la UE.
Uno de los planes clave para la EMA es reforzar su colaboración con otros reguladores de medicamentos, gobiernos, industria, ciencia y ciudadanía europea, en busca de compartir más información, “escuchar” y “participar”.
“A pesar de los muchos desafíos y cambios que enfrentamos y la pandemia aún en curso, recibo el año nuevo con optimismo. Juntos podemos marcar la diferencia. Con el personal de EMA, espero continuar trabajando junto con nuestros socios y partes interesadas para promover aún más la salud pública y animal”, añadió Cooke.
Recordó que, durante las navidades del año pasado, la pandemia impidió “disfrutar de cosas que antes habíamos dado por sentadas, con las restricciones aún vigentes" que impedían viajar o tener vida social, pero, celebró, “hoy estamos en un lugar mucho mejor” en lo que respecta a la COVID-19.
La EMA respaldó durante la pandemia un total de siete vacunas contra la COVID-19, además de cuatro vacunas adaptadas a variantes específicas del SARS-CoV-2, el virus que causa esta enfermedad.
“El conocimiento que adquirimos con la COVID-19 también nos ayudó a gestionar una respuesta rápida a la viruela del mono, declarada emergencia de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a mediados de año”, recordó Cooke.