París, 7 mar (EFE).- Las emisiones de deuda soberana de los países de la OCDE van a llegar a 15,8 billones de dólares este año, lo que significa superar el anterior récord de 15,4 billones de 2020, un ejercicio que fue excepcional por el recurso masivo al gasto público por los Estados para hacer frente a las consecuencias de la covid.
En su primer informe sobre la deuda mundial publicado este jueves, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destaca que esa cifra supondrá un incremento en términos reales de casi un 45 % respecto a 2019 y del 25 % si se compara con 2022.
El incremento de las emisiones que serán necesarias este año no se explica porque los Estados vayan a poner en el mercado más títulos de deuda nueva (serán 3,2 billones de dólares, después de 3,6 billones en 2022 y de los 7,3 billones del pico de 2020), sino porque tienen que refinanciar bonos que vencen en 2024.
En concreto, habrán de refinanciar 12,6 billones de dólares, cuando antes de la pandemia eran unos 7 billones anuales, que habían superado el listón de los 10 billones desde 2021.
La deuda soberana se ha más que duplicado desde 2008
El volumen total de deuda de los 38 países de la OCDE había subido hasta 54 billones de dólares en 2023 y va a crecer hasta 56 billones este año, lo que supone un incremento de 30 billones desde la crisis financiera de 2008.
Estados Unidos por sí solo representa la mitad de esa cantidad, es decir que su peso relativo se ha duplicado desde 2008, no sólo por la progresión de la deuda de la primera potencia mundial, sino en parte por la apreciación del dólar frente a otras divisas.
Los países de la Unión Europea representaban al terminar el pasado año el 20 % de la deuda pública de la OCDE, Japón el 16 %, el Reino Unido el 6 % y el resto de los miembros el 9 %.
Al finalizar 2023, la deuda pública de los miembros de la organización suponía aproximadamente el 83 % del PIB del conjunto, un alza de 30 puntos porcentuales desde la crisis financiera, y eso que la espiral inflacionista de los últimos años ha contenido ese incremento en términos relativos.
Una de las peculiaridades de esa expansión de la deuda es que una parte significativa se la han quedado los bancos centrales con compras masivas de títulos soberanos. En sus libros tienen anotados bonos por un valor del 30 % del PIB de los miembros de la OCDE.
La cuestión es que ahora esos mismos bancos centrales tienen intención de deshacerse de una parte de esos títulos y eso implica que el mercado tendrá que absorber una cantidad récord de bonos y que los inversores privados son más sensibles a la rentabilidad.
Condiciones más duras para refinanciar la deuda
Los autores del estudio señalan que la cesión de esa deuda soberana por parte de los bancos centrales tendrá un impacto en el mercado de la deuda corporativa, con una mayor tensión de las condiciones financieras.
El volumen de deuda de las empresas también ha subido desde la crisis financiera, al pasar en términos reales de 21 billones de dólares a escala mundial en 2008 a 33,6 millones en 2023.
El reparto geográfico ha cambiado significativamente, en particular porque las empresas chinas, que suponían menos del 1 % del contingente en 2008 han elevado su parte a finales del pasado año a casi un quinto del total.
La OCDE señala que, si bien las compañías han ampliado el periodo de vencimiento de sus títulos de deuda (de 5,6 años de media en 2000 a 7,9 en 2023) y la gran mayoría tienen tipos de interés fijos (lo que reduce su exposición a fluctuaciones), el endurecimiento de las condiciones monetarias desde 2022 va a tener consecuencias.
En concreto, los van a tener que refinanciar a tipos más altos y eso teniendo en cuenta que en los tres próximos años (hasta finales de 2026) va a vencer un 37 % de la deuda corporativa, 12,3 billones de dólares.
En el caso de la deuda soberana, será el 40 % la que habrá que refinanciar en ese mismo periodo.