Belén Delgado
Madrid, 26 ene (.).- El nuevo reglamento europeo sobre envases plantea una serie de dudas a la industria y al sector alimentario en su conjunto, que deberá asumir más costes para adaptarse en un año y medio a los requisitos de reducción, reutilización y reciclado.
La norma, publicada oficialmente esta semana, se aplicará a partir de agosto de 2026 en la Unión Europea y contiene, entre sus principales novedades, la obligación de diseñar los envases para ser reutilizables o reciclables con criterios específicos para 2030 y reciclaje a gran escala para 2035.
El director del Clúster de Innovación en Envase y Embalaje, Jesús Pérez, afirma a EFE que el cumplimiento de la normativa implicará "costes significativos para las empresas en términos de inversión en innovación, cambios en los procesos de producción, adquisición de nuevos equipos y adaptación de la infraestructura y la logística".
La asociación, que representa a 70 socios de la industria del envasado y su cadena de valor, señala que existe incertidumbre en torno a la responsabilidad de las certificaciones y los marcados de los materiales reciclados, dentro de los cambios en el etiquetado.
Por eso pide más información y apoyo financiero de las administraciones, y destaca la importancia de la planificación y la flexibilidad para ayudar a las empresas a tomar decisiones.
Requisitos en alimentación
En la alimentación, Pérez sostiene que el sector deberá adaptarse a los requisitos de reducción de envases, reciclabilidad, contenido reciclado y etiquetado, mientras que los bares y restaurantes tendrán que ofrecer opciones reutilizables y cumplir con las restricciones para los envases de plástico de un solo uso.
Se han introducido, no obstante, varias excepciones para ciertos alimentos y bebidas que, en opinión del representante del clúster, buscan equilibrar la sostenibilidad ambiental con otras necesidades como la de garantizar la higiene y la seguridad alimentaria.
En frutas y verduras frescas, por ejemplo, se necesitan envases específicos para preservar su frescura y evitar el desperdicio, al tiempo que sigue habiendo limitaciones técnicas para la reutilización en el vino, las bebidas espirituosas y los lácteos.
Además, se pretende facilitar una transición gradual, con medidas temporales y plazos adicionales que ayuden a cumplir los objetivos sin causar graves perjuicios económicos.
El reglamento fija objetivos de reutilización de envases en sectores específicos, porcentajes mínimos obligatorios de material reciclado incorporado y la reducción al mínimo de los envases, entre otros aspectos.
En cuanto a la responsabilidad ampliada del productor, España ya obliga actualmente a toda empresa que ponga en el mercado envases industriales o comerciales a adherirse a un Scrap (sistema colectivo de recogida, gestión y valorización de residuos), a no ser que opten por uno individual.
Según el director del clúster, apenas hay una quincena de Scraps, algunos consolidados y muchos de reciente creación, lo que muestra la "inmadurez del tejido", a lo que se une el desconocimiento de las empresas.
Proceso de adaptación
La experta en riesgos del Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) Ángela Martín subraya que habrá preferencia por usar envases de un solo material frente a los multimateriales, difíciles de reciclar al no poderse separar fácilmente sus elementos, y se fomentará el uso de QR en el etiquetado como una forma de dar información adicional al consumidor.
Asimismo, le resulta "muy difícil" estimar costes, puesto que las diferentes categorías de envases reciclables que se han establecido necesitan de un desarrollo normativo posterior, por lo que las empresas todavía no saben hasta qué punto deberán adaptarlos.
El responsable de Asuntos Regulatorios del centro tecnológico Ainia, José María Ferrer, coincide en que hay "infinidad de aspectos" pendientes de desarrollo a través de reglamentos de ejecución, y recalca que las empresas tienen un año y medio de margen hasta que la normativa sea aplicable.
Ferrer llama la atención sobre algunas dificultades que han surgido en los últimos años, como la disponibilidad de material plástico reciclado que se pueda incorporar a los nuevos envases.
Asegura que, si se quieren cumplir los objetivos del nuevo reglamento, la industria y las administraciones deberán "trabajar en equipo", con medidas capaces de llevarse a la práctica.