Madrid, 20 mar (.).- La inflación se ha convertido en la mayor preocupación de los mercados, por encima de la pandemia de coronavirus, ya que los inversores temen que una subida excesiva y sostenida de los precios obligue a los bancos centrales a subir tipos y a retirar los estímulos antes de tiempo.
De momento, los bancos centrales subrayan que la previsible subida de la inflación será transitoria y ponen el acento en la recuperación económica, pero los inversores no terminan de fiarse.
Según Jack Janasiewitz, de Natixis (PA:CNAT) Investment Managers, la Reserva Federal parece estar dando prioridad a conseguir el pleno empleo que a mantener la estabilidad de precios.
Los analistas aprecian también una mayor tolerancia a la inflación de los principales bancos centrales.
Para Bill Papadakis, de Lombard Odier, la decisión de la Fed de mantener los tipos de interés cerca de cero hasta 2023 muestra que "el listón para las subidas de tipos es ahora más alto que en ciclos anteriores".
No obstante, persiste la desconfianza entre los inversores. Mark Holman, de TwentyFour AM, la gestora especializada en renta fija de Vontobel (SIX:VONN) AM, cree que los mercados no terminan de creerse que el repunte de la inflación vaya a ser temporal.
Según Edoardo Fusco Femiano, de eToro, el aumento de la rentabilidad de los bonos indica que los inversores "se mantienen cautelosos sobre la hipótesis de una subida temporal de la inflación".
Juan Ramón Rallo, economista y profesor en la Universidad Francisco Marroquín, acota el riesgo de inflación, que ve mayor en EE. UU. que en Europa. "Va a ser un salto de precios durante unos años, pero no necesariamente una inflación persistente salvo que continuemos con las políticas actuales de inyecciones monetarias para financiar más endeudamiento público", advierte.
"Va a ser una subida de inflación que los bancos centrales van a tolerar porque en parte la estaban buscando", añade.
Para Daniel Lacalle, economista jefe de la gestora Tressis, "el riesgo de una inflación sin aumento de la productividad y de los salarios reales es alto".
En su opinión, la expansión cuantitativa que están aplicando los bancos centrales ya genera "una enorme inflación" en los activos de riesgo, sobre todo en los bonos soberanos.
Por el contrario, José Carlos Díez, economista y socio fundador de la gestora de capital riesgo LUAfund, cree que se trata de "un proceso de normalización de la inflación, no de un proceso inflacionista que fuerce a los bancos centrales a reaccionar".
Según la encuesta de gestores de fondos que elabora Bank of America (NYSE:BAC), la inflación ha desplazado a la covid-19 como la principal preocupación de los inversores.
Un 37 % de los gestores consultados cree que la posibilidad de una inflación superior a la prevista es ahora mismo el principal "riesgo de cola" o "tail risk" (acontecimiento poco probable pero potencialmente dañino).
En segunda posición se sitúan los llamados "taper tantrums", es decir, el riesgo de que una retirada prematura de los estímulos ("tapering") por parte de los bancos centrales provoque una "rabieta" en los mercados de deuda.
El temor a la inflación ha elevado ya la rentabilidad de la deuda pública, un problema que el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de EE. UU. han afrontado de diferente manera.
El BCE ha optado por acelerar las compras de bonos para garantizar las condiciones de financiación, mientras que la Fed se ha limitado a descartar una subida de tipos antes de 2023.
Según Anna Stupnytska, de Fidelity International, la postura adoptada por la Reserva Federal sugiere que "no está particularmente preocupada" por el avance de las rentabilidades de la deuda.
Por el contrario, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo el jueves que persisten los riesgos para la recuperación de la economía y que en ese contexto resulta "esencial" mantener unas condiciones de financiación favorables.
Lacalle no comparte la actuación del BCE. "No debería preocuparse por un repunte moderado de las primas de riesgo cuando los países se financian a tipos negativos reales. Debería preocuparse de ser el proveedor de liquidez de último recurso, no de primer recurso", recalca.
Para Juan Ramón Rallo, se trata de una huida hacia delante. "Los bancos centrales están entre la espada y la pared. Si dan mensajes de que van a restringir las compras de bonos, los mercados financieros entran en pánico. En algún momento hay que poner fin a estos programas", apunta.
José Carlos Díez sostiene, por el contrario, que la decisión del BCE "ha funcionado" y ha relajado las rentabilidades de los bonos europeos.
"No tiene sentido que en una situación de estancamiento, con la pandemia amenazando todavía, el interés de los bonos esté repuntando ya", subraya.