Dublín, 29 dic (EFE).- Después de un año difícil en la aplicación de las nuevas reglas comerciales post-Brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) seguirá planteando desafíos para las dos Irlandas en 2022, en el que se espera que Londres y Bruselas mantengan el diálogo para hallar soluciones negociadas.
EL BREXIT DE NUNCA ACABAR
El pasado 1 de enero debía de dar el pistoletazo de salida para la nueva relación económica entre el Reino Unido y la UE, regida por el acuerdo de Comercio y Cooperación, sellado en 2020, y por el de Retirada, firmado en 2019 y que incluía el controvertido Protocolo Irlandés.
No obstante, este instrumento, diseñado para mantener abierta la frontera entre las dos Irlandas -clave para sus economías y el proceso de paz-, impone controles aduaneros en los puertos a los bienes que llegan al Ulster procedentes de Gran Bretaña (Escocia, Gales e Inglaterra), con una nueva carga burocrática que ha provocado escasez de productos en la región y tensiones políticas.
DESAFÍOS FISCALES PARA IRLANDA
Además de los retos que plantea el Brexit, el Gobierno irlandés debe afrontar el próximo año un cambio sustancial en la política de baja fiscalidad que tantos beneficios ha reportado al país desde 2003, atrayendo a un gran número de multinacionales, sobre todo tecnológicas.
Tras años de tensiones con sus socios comunitarios, que consideraban esta política como competencia desleal, Dublín aceptó en octubre sumarse al acuerdo internacional de la OCDE sobre fiscalidad para elevar su impuesto de sociedades desde el 12,5 % actual al 15 %.
MENOS INGRESOS PARA LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA
Con el cambio de fiscalidad, Irlanda prevé que dejará de ingresar unos 2.000 millones de euros en 2022, aunque espera compensarlo, por ejemplo, con un aumento del comercio con Irlanda del Norte, uno de los efectos positivos del Brexit.
Así, confía en mantener su alto ritmo de crecimiento del PIB, que estima será de entre el 4 y el 5 % en 2022, gracias, entre otros factores, al repunte de las exportaciones y el empuje de la demanda interna tras el fin de los confinamientos por la pandemia y el éxito de la vacunación en Irlanda, donde más del 90 % de los adutos están inmunizados.
Con estos mimbres, Dublín quiere dar pasos importantes el próximo año para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, con vistas a que el 80 % de la electricidad proceda de renovables para 2030.
LA RECUPERACIÓN DEL TURISMO Y LA AVIACIÓN
Después de casi dos años de pandemia, la hostelería y el turismo son dos de los sectores más castigados de la economía irlandesa. Las autoridades confían en que su progresiva recuperación vaya de la mano con el repunte de los viajes internacionales, en los que juega un papel destacado la aerolínea irlandesa Ryanair (LON:RYA), líder en Europa del bajo coste.
La compañía registró una pérdida neta de 815 millones de euros en el pasado ejercicio fiscal (2020-21), el "más difícil" en sus 35 años de historia. Aunque en el segundo semestre hubo señales de recuperación gracias al avance de la campaña de vacunación, la aparición de ómicron lleva ahora a Ryanair a situar las pérdidas en el próximo ejercicio entre los 250 y 450 millones de euros.
EFE