Antonio Torres del Cerro
París, 12 ene (.).- El líder de los socialistas franceses, Olivier Faure, ve posibilidades de llegar a un acuerdo para no tumbar en una moción de censura al Gobierno del centrista François Bayrou, pacto que incluiría como condición indispensable una suspensión de la reforma de las pensiones de 2023.
En una entrevista al canal BFMTV, Faure confirmó este domingo que "están en una genuina negociación" con el Ejecutivo de Bayrou, quien, en dos días, tendrá su primera gran prueba de fuego con su declaración de política general antes los diputados.
"En este momento que os hablo todavía no hay nada cerrado (...) Creo que hay una vía posible", agregó el diputado, quien aclaró que han "propuesto una serie de soluciones técnicas que permitan" la suspensión de la reforma de la pensiones.
Esta norma, aprobada en el invierno de 2023 sin votación en el Parlamento y en medio de una gran contestación social, entró en vigor en abril de aquel año y prevé que la edad mínima para jubilarse se retrase de los 62 a los 64 años.
Sin embargo, esta eventual suspensión ha incomodado al centro-derecha de Los Republicanos (LR), uno de los partidos incluidos en el gabinete de Bayrou, junto al macronista Renacimiento y el Modem (formación de Bayrou).
En una entrevista publicada este domingo en Le Parisien, el presidente del Senado, Gérard Larcher, advirtió de que no quiere "ni la suspensión ni la derogación" de esta reforma, que considera fundamental para sanear las cuentas públicas del país.
Larcher, que ocupa el segundo puesto en el rango institucional del Estado francés, adelantó que, desde la Cámara que preside, entorpecerá cualquier procedimiento que vaya a modificar la actual ley sobre las pensiones.
"Si la derogamos, el costo será de 3.400 millones de euros en 2025 y de unos 16.000 millones en 2032", alertó el barón de los LR.
Francia, con un déficit público del 6,1 % del PIB en 2024 y con una deuda pública del 112 % del PIB, fue degradada en diciembre por la agencia de calificación estadounidense Moody's, dejando la de su deuda en situación "elevada", pero a tres escalones de la máxima nota, en la línea de Standard & Poor's y Fitch.
La izquierda radical se aparta de las negociaciones
En estas negociaciones entre el Gobierno y los progresistas, además de los socialistas, también están incluidos otros dos grupos de la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP): los Ecologistas y el Partido Comunista Francés (PCF).
Sin embargo, se ha excluido voluntariamente La Francia Insumisa (LFI), el partido mayoritario de la alianza cuya meta es tumbar de nuevo al Gobierno galo -el de Michel Barnier ya fue cesado por una moción el pasado diciembre- y presionar así al presidente francés, Emmanuel Macron, para que dimita.
Tras la convocatoria el pasado verano de elecciones legislativas anticipadas, que Macron decidió por el revés de su partido en las europeas, la Asamblea Nacional francesa quedó dividida en tres bloques, ninguno de ellos con una mayoría suficiente para gobernar: la izquierda -líder en diputados por poco-, los macronistas y aliados conservadores y la ultraderecha de Marine Le Pen.
"Estamos forzados a llegar a compromisos, porque decir que vamos a aplicar nuestro programa y nada que más que nuestro programa, es una mentira", expuso Faure.
El líder del Partido Socialista (PS) incidió en sus críticas a la postura del líder del LFI, Jean-Luc Mélenchon, quien estima que la alianza del NFP, por ser mayoritaria en el hemiciclo -aunque por muy poco-, ha de gobernar según el programa común o, si no, estar en la oposición.
Como Macron, encargado de nombrar al Gobierno, descartó hace tiempo dar las riendas a la izquierda, Mélenchon aboga por una nueva moción de censura, que ya ha anunciado que presentará después de la declaración de política general del primer ministro Bayrou de este martes.
Este mecanismo para cesar al Ejecutivo solo prosperará con el apoyo de socialistas, verdes y comunistas.