París, 11 mar (.).- Los países de la Unión Europea (UE) están divididos sobre la necesidad de lanzar nuevas emisiones de deuda en común, como las decididas para el plan de recuperación de la crisis de la covid-19, para atender ahora las necesidades derivadas de la guerra en Ucrania y han decidido aparcar ese debate para más adelante.
"La buena estrategia, como lo vimos durante la pandemia, es ponernos de acuerdo en los objetivos. Y cuando se está de acuerdo en los objetivos, luego los instrumentos vienen por añadidura", señaló el presidente francés, Emmanuel Macron, cuyo país ejerce este semestre la presidencia del Consejo de la UE.
Macron explicó en la conferencia de prensa que cerró la cumbre europea de dos días en Versalles, en Francia, que los Veintisiete han dado un mandato a la Comisión Europea para evaluar cuál va a ser el costo de los programas de inversión de la estrategia de "soberanía" que la Unión ha decidido poner en marcha, en respuesta a la invasión rusa de Ucrania.
Luego -añadió- ya llegará el momento de evaluar qué mecanismos se utilizan para su financiación, en respuesta a la posibilidad de nuevas emisiones de deuda común, a imagen de los 750.000 millones de euros decididos en el verano de 2020 para salir de la crisis provocada por el coronavirus.
En cualquier caso, puntualizó que no se utilizará para los nuevos programas de inversión "deuda pasada", dando a entender que no se utilizará el dinero previsto en los fondos covid del programa Next (LON:NXT) Generation para otros usos.
Pero no descartó recurrir a "mecanismos que ya hemos utilizado, como en el momento de la pandemia". Lo que incluye la deuda en común. La regla, según Macron, es "establecer los objetivos operativos para declinar los instrumentos que nos permitan obtenerlos.
Quien sí se decantó ya abiertamente por nuevos créditos en nombre de la UE fue el primer ministro italiano, Mario Draghi, porque, a su juicio, sin ese mecanismo no se alcanzarán los objetivos en materia de cambio climático o defensa europea.
"Las necesidades económicas de la UE para respetar los objetivos climáticos, de defensa y energía son muy grandes. Hay que decidir cómo generar esos recursos y no puede ser a través de los presupuestos estatales, tiene que ser una respuesta europea", señaló Draghi en su comparecencia ante la prensa a la finalización de la cumbre de Versalles.
El antiguo presidente del Banco Central Europeo (BCE) reconoció que no se había entrado en detalle en esa discusión porque "no había la suficiente disponibilidad por parte de algunos países".
"Pero por mi parte he dejado claro que, o se da una respuesta común o esos objetivos no se conseguirán", concluyó.
Macron se había limitado a admitir que además de los presupuestos nacionales, habrá que hacer "inversiones conjuntas" y los Veintisiete tienen interés en "coordinar esas inversiones" y financiarlas "en tanto que europeos, para evitar cualquier fragmentación de los mercados financieros y de los mercados de deuda".
Una forma de señalar que no se pueden repetir las situaciones que se vivieron durante la crisis financiera, cuando algunos países como España, Italia y todavía más Grecia se vieron sometidos a una presión muy fuerte por las dudas sobre su capacidad para reembolsar las deudas propias.
En la primera jornada de la cumbre, una voz netamente discordante fue la del primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, conocido por ser el más combativo del grupo de países conocido como los "frugales".
Rutte se mostró totalmente reacio a hablar de un segundo plan de recuperación, recordó que ya hay uno que está operativo y dijo que hay que centrarse en lo que hay que hacer ahora.
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