Geoffrey Smith
Investing.com - La gente de Airbus probablemente sabía que era demasiado bueno para durar.
Las acciones de la compañía se desploman un 2,0% a mediodía de la jornada de negociación de este martes en Europa en respuesta a la noticia de que la Administración estadounidense está preparando aranceles sobre 11.000 millones de dólares en importaciones de la UE como represalia a lo que ve como unas subvenciones injustas al gigante aeroespacial europeo.
La amenaza de un nuevo conflicto comercial ha lastrado el mercado en general, aunque no ha impedido cierto avance. A las 10:15 horas (CET), el índice de referencia Euro Stoxx 600 sube un 0,1% hasta 387,82. El Dax de Alemania se deja un 0,2%, mientras que el CAC 40 francés avanza un 0,1% hasta nuevos máximos de siete meses.
Airbus ha registrado una serie de máximos históricos este año, aprovechando la posición de la empresa como uno de los dos fabricantes de aviones de fuselaje ancho que monopolizan uno de los sectores de crecimiento más seguros de cara a los próximos 20 años.
En un duopolio, lo que es malo para uno es bueno casi inevitablemente para el otro. Los desastres humanos con el Boeing 737 Max han inclinado la demanda hacia su único competidor, algo que con el tiempo engordará aún más la cartera de pedidos de Airbus y permitirá cobrar precios más altos. (Lo mismo pero al revés ocurrió poco tiempo después del accidente del AF447 con un Airbus A330 en 2009).
Las cosas han empeorado para Boeing (NYSE:BA) recientemente pues China ha aprovechado la cuestión del 737 Max para demostrar el poder comercial que ejerce sobre Estados Unidos, realizando un gran pedido a Airbus y eliminando el 737 Max de la lista de compras de productos estadounidenses que forman parte de las constantes negociaciones comerciales con Washington.
Las acciones de Boeing cayeron más de un 4,4% el lunes después de que la empresa anunciara que reducirá la producción del modelo en casi una quinta parte.
Así la ayuda solidaria de la Administración Trump llega claramente en un buen momento para Boeing. Los europeos sospechan que este momento no es una coincidencia.
Que esto lleve o no a alguna parte es otro tema. Ambas partes llevan 14 años demandándose la una a la otra ante la Organización Mundial del Comercio por la supuesta competencia desleal de sus subvenciones. Ninguna de las partes puede permitirse el lujo de dejar desplomarse a su gigante aeroespacial, y no está claro que un cambio de poder entre uno y otro en el mercado vaya a beneficiar a los compradores de aviones a escala mundial. Sobre todo porque Europa se va a asegurar de reaccionar con sus propios aranceles, aumentando los riesgos económicos para el Presidente Trump que busca la reelección el año que viene.