El gobierno laborista británico ha modificado su plan de auditoría sobre las relaciones y cadenas de suministro del país con China, optando por una revisión más ágil y menos exhaustiva. Inicialmente, el Partido Laborista había anunciado su intención de realizar una auditoría minuciosa que podría extenderse hasta un año, considerando a China como la amenaza a largo plazo más significativa según los servicios de seguridad. Sin embargo, el enfoque actual será menos detallado y podría resultar en un informe menos crítico hacia el gigante asiático.
Este giro estratégico se alinea con la agenda del Primer Ministro Keir Starmer de fortalecer los vínculos económicos con China, un socio comercial fundamental. Dos fuentes destacaron este enfoque económico como un factor determinante en la decisión de reducir el alcance de la auditoría. A pesar de estos ajustes, un portavoz del gobierno afirmó que el proceso de auditoría sigue en marcha y tiene como objetivo establecer un enfoque coherente, estratégico y a largo plazo para gestionar las relaciones entre el Reino Unido y China.
El gobierno está decidido a concluir la auditoría antes de la próxima toma de posesión presidencial en Estados Unidos, aunque la fecha exacta de finalización podría posponerse, según indicaron tres fuentes bien informadas. La embajada china en Londres no ha emitido ninguna declaración sobre esta auditoría. Con la revisión en curso desde octubre, el objetivo del gobierno británico es lograr un equilibrio entre las consideraciones de seguridad nacional y la búsqueda del crecimiento económico a través del comercio internacional.
Este artículo ha sido generado y traducido con el apoyo de AI y revisado por un editor. Para más información, consulte nuestros T&C.