Cancún (México), 27 abr (.).- El presidente y fundador de Room Mate, Kike Sarasola, prevé ya una casi normalidad en el segundo semestre del año, pero reconoce que, para poder llegar al verano, la compañía necesita más ayuda pública, aparte del préstamo de 15 millones de euros obtenido del fondo Atitlanel.
Sarasola ha explicado a Efe, durante la vigésima cumbre del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), que la obtención de dicho préstamo, mientras se tramita la financiación que ha pedido al Fondo Sepi de apoyo a empresas estratégicas, le "ha dado un respiro" al grupo, pero "necesitamos, todo el sector, un último empujón, para poder llegar al verano".
"Llevamos quince meses con caja cero, teniendo que pagar seguridad social, impuestos, salarios y rentas, y estamos todo el sector estamos muy endeudados, por lo que necesitamos ese último tirón", ha agregado.
Según Sarasola, el sector turístico encara con optimismo al segundo semestre, como se ha hecho patente durante la cumbre que finaliza este martes, viendo que los números de los países como Israel o Estados Unidos han cambiado "radicalmente" desde que están vacunados y la recuperación de los viajes "no es en U, sino en V vertical casi".
"Entonces sabemos cual es la solución al problema, definitivamente es como se pensaba: las vacunas", ha subrayado.
A su juicio, también es importante que, una vez que salgamos de la crisis, el sector público y el privado deben estar muy juntos, porque tiene que haber "una igualdad de medidas, papeleos y requerimientos para ir de país en país".
"Tienen que sentarse todos los países y poner unas normas comunes, las que sean, pero que sean una, para que todos sepamos lo que hay que hacer para viajar", ha insistido.
Room Mate tiene, actualmente, doce hoteles operativos de un total de 36 y prevé reabrir todos, ha indicado Sarasola, para destacar que el grupo no ha hecho ningún expediente de regulación de empleo (ERE) y que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) han sido "fantásticos".
NUEVOS PROYECTOS EN EUROPA Y AMÉRICA
El ejecutivo ha asegurado que el deseo de la compañía es seguir creciendo, para lo que tiene varios proyectos en estudio avanzados y está hablando ya con abogados.
Se trata de proyectos en países europeos como España, Italia o Francia, y en América, entre otros destinos en el Caribe, tanto urbanos (incluidas segundas ciudades) como en el segmento vacacional.
DEVOLVER LA SONRISA Y GANAS DE SOÑAR
Para Sarasola, otra cosa muy importante que deja la pandemia es un nuevo cliente, que no es "de venir, hacerse la selfi e irse", que ya desapareció, sino que, tras mucho tiempo encerrado en su casa, con soledad, quiere experiencias, quedarse más de dos o tres días en el destino y sentirse parte del lugar.
Es un cliente que va a buscar viajes más largos, con tiempo de calidad con sus familias y amigos, en grupos más reducidos, y que han descubierto las pequeñas y segundas ciudades, a las que se podía ir en coche, descubriendo que eso también es viajar.
"Estamos en una época maravillosa para el sector, una época de retos y de poder agradar a ese cliente y devolverle la sonrisa porque va a estar con su familia o grupo de amigos, viviendo una experiencia única y tiempo de calidad", ha remarcado.
Es un viajero de calidad, no en el sentido monetario, sino en todos los segmentos, bajo, medio y alto, que pide una experiencia verdadera y eso "creo que es lo más bonito de nuestro sector: la posibilidad de devolver a la sociedad esa sonrisa y ganas de viajar y de soñar".
"Tenemos que proporcionar un turismo distinto que aprecia las cosas y vamos a estar volcados en la artesanía, las segundas ciudades y el turismo del interior que dan cultura, tradición o gastronomía y creo que por ahí va el futuro", ha apuntado.
Aunque, en su opinión, la gente va a seguir viajando a las grandes ciudades, quiere otra cosas y "es el momento de darles ese apoyo para que estos nuevos viajeros vean otras partes nuevas de nuestros países".