Tokio, 13 may (.).- El conglomerado tecnológico Softbank (TYO:9984) perdió 227.646 millones de yenes (1.355 millones de euros) en el ejercicio fiscal 2023, cerrado en marzo, con lo que redujo casi a un cuarto la pérdida registrada en el año precedente, una mejora atribuida al incremento global en los precios de su cartera de inversiones.
La empresa, que no ofrece datos de su resultado operativo, había registrado en el ejercicio 2022 una pérdida de 970.144 millones de yenes (6.600 millones de euros), en línea con los números rojos récord de 2021, que ascendieron a 1,7 billones de yenes (12.636 millones de euros).
La compañía japonesa, que ya enlaza tres años en números rojos, no registraba estos malos resultados consecutivos desde el año fiscal de 2005.
Los resultados publicados hoy por el grupo liderado por el billonario Masayoshi Son reflejan una vez más una fuerte fluctuación debido a que Softbank basa sus cuentas en la valoración bursátil del momento de su cartera de inversiones tecnológicas -incluyendo beneficios o pérdidas no realizadas-, que supone su principal negocio.
Las participaciones de Softbank en empresas emergentes de todo el mundo a través de Vision Fund I y II, considerados los mayores fondos mundiales del sector tecnológico, supusieron el principal motor de sus ganancias, ya que tuvieron un superávit de 724.300 millones de yenes (4.313 millones de euros).
Las inversiones en el grupo chino Alibaba (NYSE:BABA), una de las inversiones clave de la empresa japonesa, cosecharon pérdidas, que fueron, sin embargo, parcialmente compensadas por la liquidación física de contratos correspondientes a acciones de Alibaba.
Softbank recurrió a este tipo de derivado financiero para ganar liquidez y compensar parcialmente la devaluación de sus inversiones tanto en el gigante de comercio electrónico chino como en otras firmas.
También destacó durante el último ejercicio la salida a bolsa en Estados Unidos de la firma de chips y desarrollo de software británica Arm Limited, subsidiaria de la japonesa. Que la salida se produjera en la primera economía mundial se debió a la valoración más alta que los inversores estadounidenses otorgan a las acciones del sector tecnológico.
La compañía con sede en el Reino Unido diseña partes de chips de casi todos los teléfonos inteligentes del mundo, así como de los ordenadores de Apple (NASDAQ:AAPL), de los centros de datos de Amazon (NASDAQ:AMZN) y de automóviles.