Por Iain Rogers
MADRID (Reuters) - El lema del Barcelona, "más que un club", es parte clave de la cultura catalana, pero podría aplicarse fácilmente a la estrella del equipo Lionel Messi dado el nivel de control que ejerce el delantero argentino.
Producto de la cantera del Barça, Messi es adorado por los aficionados por liderar la era más laureada de la historia del club y las decisiones adoptadas por la junta directiva parecen tener la única intención de mantenerlo contento.
Mientras el Barça gane y Messi disfrute de su fútbol, marque goles y sea feliz con sus compañeros de equipo y el personal técnico, la fórmula funciona.
No obstante, si el cuatro veces Balón de Oro, un profesional calculador que conoce su valor para el club, siente que su posición está amenazada no pierde tiempo en exhibir su poder, como ha descubierto el entrenador Luis Enrique.
El técnico, excentrocampista del Barcelona y de la selección española, se hizo cargo del banquillo azulgrana en sustitución de Gerardo Tata Martino, compatriota de Messi, al finalizar la pasada temporada, pero sus intentos por imponer su autoridad en la plantilla, y en particular sobre Messi, parecen haber salido mal y sus días al mando podrían estar contados.
Messi parece descontento con el estilo de gestión y tácticas sin sentido del técnico y los medios locales han informado de que ambos casi llegan a las manos durante un entrenamiento reciente.
El argentino también estaba descontento por haber quedado fuera del equipo titular el pasado fin de semana contra la Real Sociedad, que el Barcelona perdió 1-0, y hay informaciones de que hubo otra acalorada discusión en el vestuario tras el partido.
"La pregunta que habría que hacer es si los grandes jugadores tienen vía libre", escribió el exseleccionador español Javier Clemente en su Twitter el viernes.
"Entrenan cuando creen, juegan cuando les parece y tienen más vacaciones que los demás y eligen los entrenadores que les gustan".
"Yo siempre he opinado que el grupo es mucho más importante que las individualidades", agregó.
GUERRA FRÍA
El deterioro de la relación de Messi y Luis Enrique, calificada por la prensa local de "guerra fría", llega en un momento delicado para el club.
Una prohibición de la FIFA de contratar jugadores en el actual periodo de fichaje y el próximo por vulnerar una norma sobre los contratos de menores de 18 años llevó a una crisis de la directiva que conllevó el cese del director deportivo Andoni Zubizarreta.
El presidente Josep Bartomeu anunció que adelantaba las elecciones en medio de la insatisfacción generalizada con su gestión del club, que la temporada pasada no consiguió ganar ningún título.
El futuro de Luis Enrique en el Barcelona dependerá de si puede arreglar su relación con Messi.
Si no lo consigue probablemente siga los pasos de Zubizarreta, el hombre que le nombró, y la televisión catalana ha informado de que Messi "ha pedido la cabeza del entrenador".
"No se trata de sentirse respaldado o no. Se trata de hacer mi trabajo al cien por cien", dijo Luis Enrique en una rueda de prensa el sábado mientras el Barça se prepara para recibir al Atlético de Madrid el domingo.
"Lo que puedo garantizar es que el día que vea que mis jugadores no me siguen, lo dejo. Y eso todavía no se ha producido en mi carrera como entrenador", agregó el técnico de 44 años.
"Yo sabía claramente lo que significa ser entrenador de un equipo como este y no hay nada de lo que se publique que me saque de mi camino ni me descentre", dijo Luis Enrique.
"Todo lo que veo de puertas para adentro me sigue motivando y dando ilusión para seguir entrenando. Me hace feliz y ahí sigo". 2015-01-11T123647Z_1007100001_LYNXMPEB0A06F_RTROPTP_1_OESSP-FUTBOL-BARCELONA.JPG urn:newsml:onlinereport.com:20150111:nRTROPT20150111123647LYNXMPEB0A06F Luis Enrique descubre que Messi es 'más que un club' OLESSPORT Reuters Spain Online Report Sports News 20150111T123647+0000 20150111T123647+0000