Por Blanca Rodríguez
MADRID (Reuters) - El expresidente catalán Artur Mas se mostró el miércoles convencido de que el Gobierno de Madrid se verá obligado a sentarse a negociar en algún momento del proceso independentista de Cataluña, y fió su convicción al riesgo económico de una ruptura unilateral para España y para Europa.
Después de que la semana pasada se confirmara que será juzgado por su participación en la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014 [nL8N1CJ3B9], Mas advirtió en dos actos con la prensa en la capital que una salida no pactada sería insostenible financieramente y eso haría variar la actual posición de Madrid de negarse a negociar con Barcelona.
"Al día siguiente (de una independencia sin acuerdo), el Estado perdería el 20 por ciento de su PIB y se quedaría con el 100 por cien de su deuda pública", advirtió, añadiendo que si la independencia no era acordada, Cataluña no tendría "ninguna obligación jurídica sobre la deuda española".
"A pesar de que haya tensión, en algún momento del proceso final habrá acuerdos, y serán inevitables (...) Cuando la afectación sea económica, ahí es donde se acaba el no negociar", añadió.
Mas dijo que si había negociación, Cataluña podría pactar su participación en el pago de la deuda y contribuir a "corrientes de solidaridad" con el resto de autonomías, además de evaluar lo que ha invertido España en la región a lo largo de las últimas décadas.
El expresidente de la Generalitat no quiso ahondar sin embargo en las consecuencias que tendría una ruptura unilateral para la propia Cataluña, que depende del Estado español para obtener liquidez desde 2012.
El líder del Partit Demòcrata Europeu Català (PDC), antigua Convergència, insistió además en el espíritu europeísta de sus aspiraciones, pese a que según las normas de la Unión Europea, una república escindida tendría que atravesar un proceso potencialmente largo para solicitar su adhesión al bloque.
PROCESO IMPARABLE
En cualquier caso, Mas vio imparable el proceso hacia la independencia y aunque se mostró abierto a pactar con el Estado cuestiones como la pregunta, la fecha o las condiciones del referéndum que Cataluña quiere convocar para el año que viene, consideró innegociable la celebración de dicha consulta.
"Sería un suicidio para todos (no hacer una consulta), enquistaríamos este conflicto, no tiene sentido" declaró, pese a reconocer que "a veces los referéndum los carga el diablo".
Los sondeos muestran una mayoría muy sólida en Cataluña a favor de que se pueda ir a las urnas para decidir el futuro de la región, pero la victoria de los catalanes favorables a la independencia no está nada clara.
La movilización de los bandos "pro" y "en contra" de la escisión sería clave para el resultado del eventual referéndum, ya que Mas dijo que el proceso de declaración de independencia se activaría simplemente con que votara más del 50 por ciento del censo electoral y más de la mitad de ese porcentaje se pronunciase a favor del sí.
"Quien decide las cosas es el que va a votar", señaló Mas, quien no descartó la posibilidad de aspirar a ser el primer presidente de una hipotética república catalana.
Dando por hecho la investidura de Mariano Rajoy la próxima semana, el líder catalanista dijo que la debilidad con la que el Partido Popular se enfrentará a la nueva legislatura les obligará a negociar, aunque se mostró poco optimista sobre la posibilidad de que haya un acercamiento o una propuesta atractiva y viable desde Madrid a Cataluña.
De hecho, Mas acusó directamente al Gobierno y al PP de "montar una operación Cataluña" para desprestigiar a los líderes soberanistas "a base de manipulaciones, engaños y dosieres falsos".
Sin embargo, dijo que todas las actuaciones jurídicas en marcha contra responsables catalanes como él mismo tenían un recorrido limitado y señaló que cuantas más medidas hubiera contra la soberanía catalana, mayor sería la movilización de la ciudadanía.
El miércoles, la Fiscalía de Cataluña presentó una querella contra la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, por un delito de desobediencia, al haber permitido una votación sobre la hoja de ruta independentista que el Constitucional había anulado.
"La independencia de Cataluña no es imposible si los catalanes están dispuestos llegar hasta el final", dijo Mas.