Por Jonathan Landay y Phil Stewart
WASHINGTON (Reuters) - Los últimos movimientos militares de Rusia en Siria han aumentado las divisiones dentro de la administración estadounidense sobre si el presidente ruso Vladimir Putin realmente apoya la iniciativa liderada por la ONU para acabar con la guerra civil o si usa las negociaciones para enmascarar un nuevo apoyo militar al presidente sirio Bashar el Asad.
Rusia ha repuesto artillería cerca de la disputada ciudad de Alepo, dijeron varios responsables estadounidenses a Reuters. A pesar de la retirada de varios aviones militares en marzo, Rusia ha reforzado sus fuerzas en Siria con helicópteros armados y reanudado los ataques aéreos contra grupos moderados de la oposición, dijeron los responsables estadounidenses hablando bajo la condición de anonimato.
La renovación de apoyo militar ruso ha provocado que algunos responsables estadounidenses adviertan de una respuesta fallida que podría ser vista por Moscú como una nueva señal de la timidez de EEUU. Esto, dicen, podría animar a Rusia a aumentar los desafíos a EEUU y sus aliados militares con maniobras aéreas y navales rusas más provocativas.
También afirman que una respuesta fallida por parte de EEUU podría dañar aún más las relaciones de Washington con Arabia Saudí y otros países del Golfo que buscan deponer a Asad, y con Turquía, que ha estado disparando con artillería a objetivos de Estado Islámico en Siria.
La respuesta, argumentas, es aumentar el apoyo de EEUU a los grupos moderados de las facciones rebeldes sirias con más misiles antitanque y lanzadores de granadas enviados a través de terceros países.
Sin embargo, otras voces, incluida la de la Consejera de Seguridad Nacional Susan Rice, han vetado un aumento significativo del papel de EEUU en Siria, dicen los responsables.
"Rice es un inconveniente", dijo una persona familiarizada con el debate interno.
El mismo Obama se ha resistido en aumentar el papel de EEUU en la guerra. En octubre dijo que Washington no entraría en una guerra en Siria con Moscú. Su administración se ha centrado en reforzar la lucha contra Estado Islámico, que controla parte del noreste de Siria.
La Casa Blanca declinó hacer comentarios sobre el debate interno sobre Siria y las intenciones de Putin.