Por Bruno Federowski y Maria Carolina Marcello
BRASILIA (Reuters) - El candidato brasileño a la presidencia de Brasil de extrema derecha, Jair Bolsonaro, convirtió a su pequeño partido en una potencia parlamentaria en las elecciones del domingo, en un cambio sísmico en la nación más grande de América Latina repleta de votantes furiosos con la clase política.
El fuerte desempeño de los aliados de Bolsonaro en los comicios legislativos desafió las previsiones de muchas encuestas y sugiere que el diputado, hasta ahora poco distinguido, podría lograr con más facilidad el apoyo que necesita para las duras reformas económicas que ha prometido.
El Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro habría obtenido 52 de los 513 escaños en la Cámara baja del Congreso; sólo detrás del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT (OTC:PTGCY)), de su rival en el balotaje Fernando Haddad, que habría logrado 56 asientos, según datos preliminares.
Esto marca un crecimiento explosivo para un partido que antes de las elecciones tenía solo ocho escaños en la Cámara baja y que no contaba con presencia en el Senado.
"El PSL es un nuevo capítulo en la historia política de Brasil. Es un grupo que adopta en una sola tesis la austeridad fiscal, un gobierno pequeño y una reforma de pensiones", dijo Lucas de Aragão, socio de la consultora política Arko Advice.
En contraste, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB) del presidente Michel Temer, por décadas una fuerza importante para generar alianzas con el espectro político, caiga al cuarto lugar en la Cámara baja con 34 escaños. Incluso varios legisladores de alto perfil del MDB perdieron en sus intentos por ser reelectos, entre ellos el presidente del Senado, Eunício Oliveira.
Los resultados resaltan la molestia de los votantes por los escándalos de corrupción que han llevado a prisión a decenas de políticos y empresarios, además de la irritación que existe con los partidos tradicionales que durante mucho tiempo han definido el debate político en el gigante sudamericano.
EL BASTIÓN DEL SURESTE
Bolsonaro, un capitán retirado del Ejército que ha jurado acabar con el crimen y la corrupción, estuvo muy cerca de ganar el domingo en primera ronda, pero enfrentará a Haddad en un balotaje el 28 de octubre.
Independientemente del resultado, el Partido de los Trabajadores de Haddad seguirá siendo una fuerza importante en el Congreso después de un sólido desempeño en las urnas, especialmente en el noreste de Brasil, que se benefició de generosas políticas sociales durante sus 13 años en el poder.
Sin embargo, el PSL dominó los dos estados más grandes de Brasil -São Paulo y Río de Janeiro- en el poblado sureste.
Con el 98 por ciento de los votos contabilizados en ese estado, Eduardo Bolsonaro, hijo del candidato presidencial, era el aspirante a la Cámara baja con más votos en la historia de Brasil, ayudando al PSL a obtener más del 20 por ciento de los sufragios de diputados en São Paulo.
La cifra era aún mayor en Río de Janeiro, el estado natal del candidato presidencial, donde su partido obtuvo casi el 23 por ciento de los votos para la Cámara baja.
Hasta este año, el PSL era uno de los múltiples partidos poco conocidos de la política brasileña, con un puñado de escaños y sin una ideología clara, gracias a unas leyes electorales que facilitan la creación y el financiamiento público de nuevas agrupaciones.
Eso cambió cuando Bolsonaro llegó a la agrupación en marzo, en lo que significó su novena afiliación partidista. La campaña del candidato presidencial en las redes sociales remeció al PSL, lo llevó más a la derecha y aumentó el perfil de candidatos como el comandante retirado de la policía militar Sergio Olimpio Gomes, el más votado en la elección de senadores en São Paulo.
El PSL se convirtió en una salida para los brasileños extremadamente conservadores que han carecido de representantes de alto perfil, dijo el politólogo Leonardo Barreto, jefe de la consultora Factual.
Eso significó que se desviaran los votos desde pilares de la centroderecha, como el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que perderá cerca de 20 de sus 49 escaños debido a su papel en los escándalos de corrupción y sus compromisos con el impopular gobierno de Temer.
"La sociedad ha votado en defensa propia contra el sistema político, y el PSDB tuvo que pagar por eso", sostuvo Barreto.
(Información de Bruno Federowski y Maria Carolina Marcello. Traducido por Rodrigo Charme)