Por Prak Chan Thul y Tom Allard
NOM PEN (Reuters) - El gobernante Partido del Pueblo de Camboya (PPC) dijo el domingo que había ganado unas elecciones generales que según grupos de derechos humanos no fueron ni justas ni libres, ante la ausencia de un rival importante para el primer ministro Hun Sen y la intimidación de los votantes.
Sin ninguna oposición real, la victoria de Hun Sen era previsible, pero los comicios han sido criticados como una farsa debido a una campaña de intimidación de Hun Sen y sus aliados contra los críticos y la disolución del principal grupo de la oposición el año pasado.
El portavoz del PPC, Sok Eysan, dijo que el partido ganó unos 100 de los 125 escaños parlamentarios.
Los grupos opositores de Hun Sen habían instado a boicotear unos comicios cuyos resultados oficiales no se esperan hasta mediados de agosto.
La Comisión Electoral Nacional (CNE) dijo en un comunicado que la participación fue del 82,71 por ciento, frente al 69,61 de las anteriores elecciones, en 2013.
Sin embargo, las escenas sobre el terreno en la capital Nom Pen mostraron una imagen diferente. En un centro de votación cerca del río, los trabajadores electorales superaban en número a los votantes y la afluencia de electores durante el día fue lenta.
En otro colegio electoral imperaba el silencio mientras un puñado de votantes depositaba su voto bajo el calor de media tarde.
Los críticos dicen que las elecciones son un paso atrás para la democracia del país, marcadas por la intimidación del gobernante Partido del Pueblo de Camboya (PPC) y la disolución del Partido para el Rescate Nacional de Camboya (PRNC) el año pasado y el encarcelamiento de su líder, Kem Sokha, acusado de traición.
Miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ANSA) dijeron en un comunicado que la votación tuvo lugar en un "ambiente político altamente represivo".
Hun Sen, un excomandante de los Jemeres Rojos que desertó del régimen asesino de Pol Pot, ha gobernado Camboya durante más de 30 años y es el primer ministro que más tiempo lleva en su cargo en el mundo.
Phil Robertson, subdirector de la división asiática de Human Rights Watch (HRW, "Observatorio de Derechos Humanos"), dijo a Reuters en un correo electrónico que muchos votantes acudieron a regañadientes a las urnas por miedo. Las autoridades han advertido que cualquiera que boicotee la votación será considerado un "traidor".
Se trata de las sextas elecciones desde 1993, cuando el país salió de décadas de guerra, incluido el régimen de los Jemeres Rojos de 1975-1979, al que se responsabiliza de la muerte de 1,7 millones de personas.
(Información adicional de Amy Sawitta Lefevre y Juarawee Kittisilpa; Escrito por Amy Sawitta Lefevre en NOM PEN; traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid)