Por Tim Hanlon
BARCELONA (Reuters) - El Barcelona parecía inmerso en una crisis dentro y fuera de los terrenos de juego hace sólo unos meses, pero ha dado un giro de 180 grados y ahora está sólo a un paso de lograr su deseado segundo triplete.
El equipo catalán está en un gran estado de forma y prepara la final de la Liga de Campeones el sábado para repetir el éxito de 2009 que le llevó a convertirse en el primer equipo español en ganar la triple corona.
Liderado por un inspirado Lionel Messi, ya han ganado Liga y la Copa del Rey con un estilo más directo.
El tridente formado por Messi, Neymar y Luis Suárez ha anotado 120 goles entre los tres, más que ningún otra tripleta atacante en España hasta la fecha.
"Tenemos una buena relación y si te llevas bien fuera eso hace más fácil entenderse en el campo", dijo Messi a UEFA.com esta semana.
Igual que cuando Pep Guardiola asumió el cargo en 2008 y llevó al equipo a su primera triple corona, la actual temporada comenzó con un aire de incertidumbre.
El Barça había perdido el camino de los años dorados de Guardiola en la temporada anterior, cuando bajo las órdenes de Gerardo Martino no logró ningún gran trofeo.
Tito Vilanova reemplazó a Guardiola, pero su batalla contra el cáncer le hizo pasar largas temporadas en Nueva York, por lo que su asistente Jordi Roura tuvo que llevar la preparación del equipo.
El Barça ganó la Liga en la temporada 2012-2013 pero quedaba la sensación de que el equipo adolecía de liderazgo y dirección, algo que Vilanova parecía incapaz de aportar.
El deterioro en el estado de su salud hizo que dimitiera para dar paso al argentino Martino, que en la temporada que estuvo a cargo no pudo cumplir con una Liga y un equipo con grandes exigencias.
RECUPERACIÓN GENERAL
Se necesitaba una revisión a fondo del equipo y los jugadores parecían estar practicando por inercia el estilo de pases cortos que les había granjeado tantos éxitos bajo la dirección de Guardiola.
El resuelto Luis Enrique, uno de los favoritos de la afición cuando era jugador, llegó al equipo, aunque las primeras señales no fueron buenas y, a principios de año, tras una discusión con Messi, su puesto parecía peligrar.
Luis Enrique había cambiado la alineación repetidamente y parecía no saber cuál era su mejor formación, mientras su manera directa de hablar le hizo enfrentarse con los medios.
Mientras tanto, fuera del campo el consejo directivo estaba bajo presión tras la decisión de la FIFA de apoyar la prohibición de fichajes durante dos periodos por quebrantar las normas sobre contratos de jugadores menores de 18 años.
Esto se sumó al escándalo por la transferencia de Neymar que ha llevado a los directivos del club a los tribunales entre denuncias de fraude fiscal y les ha hecho admitir que en lugar de 57,1 millones de euros, el coste real del fichaje estuvo más cerca de los 100 millones de euros.
Mientras la presión crecía, el director deportivo Andoni Zubizarreta pagó el precio y fue despedido, y el presidente Josep María Bartomeu anunciaba elecciones para el final de la temporada.
Sin embargo, a pesar del caos las piezas comenzaron a colocarse sobre el campo basándose en un nuevo entendimiento entre Messi y Luis Enrique que permitió que afloraran los talentos individuales de los delanteros.
El Barça ya puede celebrar su doblete, con el título de Liga en el bolsillo a falta de un partido, y tras eliminar al Athletic de Bilbao el sábado y asegurarse su Copa del Rey número 27.
Su transformación desde un club aparentemente en crisis hasta uno al borde del triplete muestra lo rápido que puede cambiar la suerte en el fútbol - para mejor y para peor.