Por Anthony Boadle y Jake Spring
BRASILIA (Reuters) - El congresista y excapitán del ejército Jair Bolsonaro recibió casi la mitad de los sufragios el domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, en un importante giro a la derecha en la nación más grande de América Latina avivado por la indignación de los votantes ante la corrupción.
En la que probablemente será una carrera profundamente polarizadora, Bolsonaro se enfrentará al izquierdista Fernando Haddad, exalcalde de Sao Paulo, en una segunda vuelta el 28 de octubre.
Bolsonaro recibió el 46,3 por ciento de los sufragios válidos, muy por encima del 29 por ciento de Haddad pero no los suficientes para evitar una segunda vuelta el 28 de octubre, dijeron las autoridades electorales.
Bolsonaro, de 63 años, subió en las encuestas de opinión en la última semana aprovechando una ola de antipatía hacia el Partido de los Trabajadores (PT (OTC:PTGCY)) de Haddad, cuyo líder está en la cárcel por corrupción.
El derechista, que elogia las dictaduras y promete una brutal represión contra el crimen y la corrupción, subió en intención de voto después de un ataque a puñaladas casi fatal en un mitin hace un mes que le impidió hacer campaña.
En sus primeros comentarios públicos celebrando su liderazgo en la votación, Bolsonaro se comprometió a reducir el tamaño del Estado, recortar el gabinete a 15 ministerios, bajar los impuestos a las nóminas y privatizar o cerrar muchas empresas estatales.
Asimismo, Jair Bolsonaro, escribió el lunes en Twitter que, de ser elegido para ocupar la presidencia, reducirá la cantidad de ministerios y combatirá el fraude en los programas sociales.
Sus palabras arrojan algo de luz sobre la agenda gubernamental, que ha sido algo confusa, excepto por el nombramiento de un economista a favor del mercado como su principal asesor.
En un video transmitido en vivo a través de las redes sociales con el asesor económico Paulo Guedes sentado a su lado, Bolsonaro dijo que se habría asegurado la elección en primera vuelta si no fuera por los fallos en las máquinas de votación, sin proporcionar detalles.
Seguidores de Bolsonaro fuera de su casa en Río de Janeiro ondeaban la bandera verde amarilla nacional, coreando "¡Nuestro presidente!" cuando el candidato regresó de votar, acompañado de una enfermera, en un convoy de camionetas negras.
En la elección más polarizada desde el final del gobierno militar en 1985, Bolsonaro cuenta con el respaldado de un grupo de generales retirados que aboga públicamente por la intervención militar si continúa la corrupción.
DEMOCRACIA EN RIESGO
La sede de campaña de Haddad en un hotel de Sao Paulo estalló en festejos cuando las encuestas a boca de urna mostraron que la carrera iría a la segunda vuelta. Algunos sondeos recientes mostraron que podría ganarle a Bolsonaro en una segunda vuelta.
"Iniciaremos mañana una campaña para salir victoriosos en la segunda vuelta", dijo Haddad el domingo por la noche a sus seguidores en su sede de campaña después de conocer los resultados. "Creemos que hay mucha cosa en juego".
El izquierdista dijo que la democracia está en riesgo y que ya ha hablado con otros tres candidatos minoritarios. "Queremos unir a los demócratas de Brasil", sostuvo.
Haddad, exministro de Educación, se ha presentado en la contienda en representación del fundador del partido, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que está cumpliendo una condena por sobornos y lavado de dinero.
Los partidarios de Bolsonaro culpan al PT -que gobernó a Brasil durante 13 de los últimos 15 años- de uno de los mayores escándalos de corrupción del mundo, de la creciente delincuencia que ha llevado a Brasil a ser el país con mayor cantidad de asesinatos del mundo, y de políticas económicas imprudentes que contribuyeron a la peor recesión del país en una generación.
Los resultados preliminares mostraron grandes victorias en el Congreso de los representantes de Bolsonaro, incluido el excomandante de la policía militar, Olimpio Gomes, su jefe de campaña en Sao Paulo, quien fue elegido para el Senado.
Eso y las victorias en las carreras de gobernadores de Río de Janeiro y Minas Gerais subrayaron una ola de entusiasmo por los aliados de Bolsonaro y una reacción contra la clase política.
(Información de Anthony Boadle y Jake Spring en Brasilia, información adicional de Rodrigo Viga Gaier y Gabriel Stargardter en Río de Janeiro, Isabel Marchenta y Eduardo Simões en Sao Paulo. Editado en Español por Manuel Farías, Pablo Garibian y Carlos Aliaga)