RIO DE JANEIRO (Reuters) - Un ex jefe de Petrobras dijo el jueves que no había forma de que la compañía petrolera estatal pudiese haber descubierto la enorme trama de corrupción que ha exacerbado los problemas políticos y económicos de Brasil.
Petroleo Brasileiro SA, como es conocida formalmente Petrobras, siguió todos los procesos internos para aprobar más de 30.000 millones de dólares al año en gasto, lo que hacía imposible los costes excesivos en los proyectos, dijo el ex consejero delegado Jose Sergio Gabrielli a un comité del Congreso en Brasilia que investiga el caso de corrupción.
Gabrielli no ha sido acusado, pero el gobierno ha congelado sus activos.
"Esto no es sobre Petrobras. Esto es el resultado de las acciones de individuos delincuentes. Es un asunto policial", dijo Gabrielli, quien lideró a la compañía desde el 2005 al 2012 cuando ocurrió la mayor parte de los casos de sobornos, arreglo de precios y dádivas políticas.
"Todos los procedimientos se siguieron. No hay forma de que nosotros pudiésemos haber hallado esos problemas", sostuvo.
Algunos miembros de la comisión se mostraron escépticos de que se hubiesen pasado las señales que hallaron los investigadores del Gobierno.
Dos ex ejecutivos de Petrobras y ex mandos medios de Gabrielli han admitido que pagaron sobornos a partidos políticos y recibieron dádivas.
Gabrielli dijo que esos pagos fueron realizados por individuos corruptos y que Petrobras no estaba involucrada y que la corrupción no era sistémica en la compañía.
El ex consejero delegado advirtió que el caso es débil y que amenaza con cerrar empresas de construcción y astilleros en todo el país, dejando a miles sin trabajo.
Una corte federal ha acusado a cerca de 40 personas, incluidas varias de decenas de ejecutivos de compañías de construcción. Catorce personas están bajo custodia mientras la policía investiga.
Otros 34 políticos en funciones y 13 ex políticos son parte de las investigaciones que han sido iniciados por la Corte Suprema de Brasil.
El Tribunal de Contabilidad de la Unión de Brasil (TCU) advirtió a Petrobras y al Gobierno de costes excesivos y políticas de contratación impropias en la refinería Abreu e Lima de la compañía en 2008 y regularmente citó a Petrobras y a Gabrielli por no entregar los documentos necesarios para auditar al proyecto.
El Congreso votó para suspender los fondos a la refinería en 2009, pero el presidente de Brasil en ese entonces, Luiz Inácio Lula da Silva, vetó la medida. Lula basó su decisión en la recomendación de la actual presidenta Dilma Rousseff, entonces jefa de Petrobras.
Gabrielli es miembro del Partido de los Trabajadores de Lula y Rousseff.
La refinería tenía un presupuesto inicial de 4.800 millones de dólares y se espera que cueste 20.000 millones de dólares cuando sea terminada este año. Es la refinería más costosa de la historia.