PARÍS (Reuters) - Los inmigrantes africanos que acampan en la ciudad portuaria de Calais, en el norte de Francia, con la esperanza de poder llegar a Reino Unido, son objeto de palizas y acoso por parte de la policía, denunció el martes Human Rights Watch.
La organización proderechos humanos, con sede en Nueva York, pidió al Gobierno francés que abra una investigación sobre lo que denominó como "maltrato rutinario" de la policía contra los cerca de 2.400 inmigrantes que viven al aire libre o en refugios artesanales junto al atareado puerto.
Los inmigrantes, llegados muchos de ellos a Francia desde Italia, huyen de las crisis humanitarias en África y Oriente Próximo. La mayoría proviene de Sudán, Eritrea, Etiopía y Siria.
El puerto es desde hace tiempo un imán para los inmigrantes ilegales que intentan llegar a Reino Unido, donde creen que es más probable hallar trabajo, o porque ya tienen familiares allí.
"El Gobierno francés debe acabar con la violencia policial y cumplir su compromiso de conseguir alojar rápidamente a los que buscan asilo", afirmó Izza Leghtas, de HRW, en un comunicado.
"Se espera desde hace mucho tiempo una solución duradera a la crisis en Calais", agregó.
En los últimos meses ha habido enfrentamientos con el número creciente de inmigrantes, que intentan colarse en los camiones de carga que van con dirección a Reino Unido.
El pasado septiembre, cientos de inmigrantes protestaron contra lo que calificaron como violencia policial.
Tras los disturbios, las autoridades francesas y británicas anunciaron un aumento de las medidas de seguridad, pero el refugio prometido por el Gobierno francés para 1.500 inmigrantes, que debía abrir en enero, no está aún en pleno funcionamiento, dijo HRW.
En su informe, HRW indicó que ha documentado 19 casos de abuso policial, en especial golpes, incluidos dos casos que implicaron a niños. Ocho personas quedaron con huesos rotos u otras heridas visibles causadas, según dijeron, por la policía. Otras 21 personas fueron rociadas con gases lacrimógenos.
La mayoría de los inmigrantes vive sin techo ni acceso a aseos y duchas, y con escasa agua potable. Muchos dependen de la comida que les dan organizaciones de voluntarios locales.
El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, dijo que las acusaciones de HRW no han sido verificadas de forma apropiada y que el grupo debería haberse reunido con los jefes policiales para recopilar los "hechos precisos" antes de publicarlos.