Por Stephanie Nebehay y Ahmed Rasheed
GINEBRA (Reuters) - Naciones Unidas condenó el lunes los crímenes "generalizados y abominables" que cometen las fuerzas de Estado Islámico en Irak, entre ellas el asesinato en masa de prisioneros, que podrían ser calificados de crímenes de guerra.
La jefa de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, condenó las "violaciones de derechos humanos graves y horrorosas" cometidas por Estado Islámico, un grupo islamista suní que ha tomado el control de grandes áreas de Irak y Siria, causando alarma en el Gobierno de Bagdad y sus aliados occidentales.
Hasta 670 prisioneros de la cárcel de Badush, en la ciudad de Mosul, fueron asesinados por Estado Islámico el 10 de junio, dijo Pillay en un comunicado que cita a supervivientes de la "masacre" que relataron los sucesos a los investigadores de derechos humanos de la ONU.
"Tales matanzas de civiles a sangre fría, sistemáticas e intencionadas después de señalarlos por su filiación religiosa, puede resultar en crímenes de guerra y contra la humanidad", dijo Pillay en un comunicado emitido en Ginebra.
El grupo islamista llevó entre 1.000 y 1.500 prisioneros de la cárcel en camiones para registrarlos, dijo Pillay. Los presos suníes fueron separados y apartados.
"Hombres armados de Estado Islámico insultaron al resto de los presos, los pusieron en cuatro filas, les ordenaron que se arrodillasen y abrieron fuego", contó.
PODER AÉREO
Los combatientes del grupo islamista han realizado avances en zona kurda, en el norte de Irak, en las últimas semanas, tomando ciudades, campos petrolíferos y la mayor presa del país. Respaldados por ataques aéreos de Estados Unidos, las fuerzas kurdas retomaron posteriormente el control de la presa de Mosul.
Un vídeo de Estado Islámico publicado la semana pasada mostraba la decapitación del periodista estadounidense James Foley, lo que ha provocado una repulsa en Occidente y llamamientos pidiendo una mayor actuación contra los yihadistas, entre ellos combatirlos también en Siria, además de en Irak.
Algunos expertos han sugerido que atacar a los islamistas en Siria debería implicar algún tipo de acuerdo con el Gobierno del presidente Bashar el Asad, visto en Occidente como un paria desde que hace tres años comenzó un levantamiento contra él.
El Gobierno sirio está dispuesto a cooperar en los esfuerzos regionales e internacionales para combatir el terrorismo, pero las tareas han de coordinarse antes, dijo el lunes el ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, presentando a su país como un lugar clave para luchar contra los islamistas.
Preguntado sobre las perspectiva de unos ataques aéreos de Estados Unidos contra Estado Islámico en Siria, Mualem dijo que su Gobierno está dispuesto a cooperar con cualquier país que combata a los islamistas, pero añadió que los ataques sin la aprobación de Damasco se verían como actos hostiles.
Aunque la Casa Blanca señaló la semana pasada que estaba considerando ocuparse del grupo en Siria, Washington ha apoyado la insurgencia contra Asad y después no ha habido ninguna señal de cambio en su político hacia él.
ALEMANIA MANTIENE LA DISTANCIA
Alemania dijo el lunes que no ha mantenido contactos diplomáticos con el Gobierno de Asad y que no tiene planes para recuperar las relaciones por la amenaza que supone Estado Islámico.
Un portavoz alemán de Exteriores salió al paso tras una noticia en el diario británico The Independent, que dijo que Estados Unidos ha compartido información con Siria a través del servicio secreto alemán BND.
"El régimen de Asad ha cometido injusticias increíbles de todo tipo durante la guerra civil de tres años y medio. Casi 200.000 personas han muerto", dijo el portavoz, Martin Schäfer, en conferencia de prensa.
"Sinceramente, es muy difícil imaginar que esto pueda ser ignorado en el nombre de la Realpolitik", agregó.
Rusia, el principal aliado de Siria, instó a Occidente y a los gobiernos árabes a superar su animadversión por Asad y acercarse a él para luchar con los insurgentes de Estado Islámico.
"Creo que los políticos occidentales ya se han dado cuenta de la creciente y rápida extensión de la amenaza del terrorismo", dijo el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, en referencia a los avances de Estado Islámico en Siria e Irak.
La creciente percepción en Occidente y Bagdad de que Estado Islámico representa una amenaza para la región y más allá ha reavivado viejas alianzas y enemistades.
Aunque ha habido sugerencias de que Occidente puede encontrarse negociando con Asad, los viejos enemigos Irán y Arabia Saudí se han unido en aplaudir el nombramiento del primer ministro chií Haider al Abadi en Irak.
Irán, un país eminentemente chií, y la suní Arabia Saudí están enfrascadas en una lucha de influencia en Oriente Próximo y apoyan a facciones enfrentadas en conflictos y disputas políticas en Irak, Siria, Líbano, Bahréin y Yemen.
En Bagdad, un ataque suicida con bomba en una mezquita chií mató el lunes al menos a nueve personas e hirió a 21, dijeron fuentes de la Policía y médicas.
(Información adicional de Michael Georgy y Kareem Raheem en Bagdad, Mariam Karouny en Beirut, Katya Golubkova en Moscú, Noah Barkin en Berlín, Michelle Moghtader en Dubia y Angus McDowall en Riad. Traducido por Rodrigo de Miguel en la Redacción de Madrid)