Por Eric Telmor y Emma Farge
BOYA Liberia/DAKAR (Reuters) - Para intentar controlar la epidemia de ébola que se extiende por África Occidental, Liberia puso en cuarentena unas remotas aldeas en el epicentro del virus, una medida que recuerda a los 'pueblos de la plaga' de la Europa medieval.
Con escaso acceso a alimentos y medicinas, muchos habitantes afrontan una cruda opción: quedarse donde están y arriesgarse a morir o abandonar la cuarentena, extendiendo la infección en un país mal preparado para contenerla.
En Boya, en el norteño distrito liberiano de Lofa, Joseph Gbembo, que se contagió de ébola pero sobrevivió, dice que está intentando criar a 10 niños menores de cinco años y mantener a cinco viudas después de que nueve miembros de su familia murieran por culpa del virus.
Por temor a contagiarse, los vecinos del hombre de 30 años se niegan a hablarle y le culpan por haber traído la enfermedad al pueblo.
"Estoy solo", dijo. "Nadie me habla y la gente corre cuando me ve". Gbembo dijo que no había recibido alimentos ni cuidados médicos para los niños, ni tampoco ayuda de las autoridades.
Los trabajadores que prestan ayuda allí dicen que si el apoyo no llega pronto, los habitantes de pueblos como Boya, donde la maleza ya comenzó a crecer entre las viviendas, simplemente desaparecerán por los senderos de la selva.
"Si no llegan medicamentos, alimentos y agua suficientes la comunidad buscará comida por sus medios, y eso podría llevar a una mayor propagación del virus", dijo Tarnue Karbbar, un trabajador de la organización benéfica Plan International basado en Lofa.
El ébola ha causado la muerte de al menos 1.145 personas en cuatro países africanos. En la semana que acabó el 13 de agosto, el condado de Lofa registró más nuevos casos que cualquier otra parte del continente: 124 infectados y 60 muertes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades liberianas advirtieron de que, debido al escaso acceso a regiones remotas de la selva, los números deben de ser mucho más altos.
ESCUDO BLANCO
En Monrovia, la capital que aún muestra las cicatrices de la brutal guerra civil de 14 años terminada en 2003, las autoridades dicen que controlar la situación en Lofa es clave para superar la crisis más grave desde el fin del conflicto.
Con su país amenazado, la presidenta Ellen Johnson Sirleaf impuso medidas de emergencia como las comunidades en cuarentena y un cordón sanitario, un sistema de controles médicos en las carreteras para evitar que la infección llegue a las ciudades, parecido al usado durante la Edad Media con la peste negra.
La operación "Escudo Blanco" incluyó el despliegue de tropas para evitar que las personas abandonen sus hogares e infecten a otros, en un país donde la mayoría de los casos permanecen sin atención porque las clínicas están llenas o porque las personas tienen miedo a los hospitales, que consideran "poco seguros".
"Debería preocupar que las personas en áreas en cuarentena estén abandonadas a su suerte", dijo Mike Noyes, el director de respuesta humanitaria de la organización ActionAid UK.
"¿Qué oficial de policía irá a esos lugares? Existe el riesgo de que esos lugares se conviertan en pueblos de la plaga", agregó.
Trabajadores de ayuda dicen que el virus les recuerda a las fuerzas que azotaron Liberia durante la guerra civil, volviendo a la nación africana un sinónimo de brutalidad.
"Era como la guerra. Tan desolado", dijo Adolphus Scott, un trabajador de UNICEF al describir Zango, un pueblo en la jungla del norte de Liberia donde la mayoría de sus 2.000 habitantes murieron por culpa del ébola o huyeron.
Los ancianos se sentaban en la puerta de sus casas, mirando una calle de tierra vacía salvo por algunas cabras o gallinas, comentó.
"El ébola es como una guerrilla saqueando el país", agregó.
PERSONAS SANAS EN RIESGO
El virus del ébola, nunca antes detectado en la empobrecida África occidental, es portado por algunos mamíferos de la selva como los murciélagos de la fruta. Se cree que fue contagiado a los humanos a través de carne de animales salvajes aproximadamente en diciembre en el remoto sureste de Guinea.
Los síntomas iniciales, como fiebre o dolores musculares, son difíciles de distinguir de otras enfermedades tropicales como la malaria, lo que explica por qué el brote no fue detectado hasta marzo.
En las últimas etapas de la enfermedad, las víctimas están en el punto de mayor contagio, sangrando a través de los ojos y los oídos.
Países como Uganda, en África oriental, contuvieron brotes previos en zonas rurales mediante sistemas de información online y una rigurosa vigilancia, dijo Anthony Mbonye, el director de servicios comunitarios y clínicos en Uganda. Pero en la zona occidental, los débiles sistemas de salud no estaban preparados.
Liberia, uno de los países menos desarrollados del mundo, tiene una pobre red de Internet y de telecomunicaciones, y sólo unos 50 médicos para una población de más de 4 millones.
Los funerales tradicionales, en los que los familiares bañan y visten los cuerpos a pesar del enorme riesgo de contagio, han acelerado la propagación del ébola a nueve de los 15 condados del país.
A principios de agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al ébola como emergencia internacional de salud. Es la tercera vez en sus 66 años de historia que ha tomado esa medida.
Países vecinos como Guinea y Sierra Leona instalaron puestos de control en Gueckedou y Kenema, creando una zona fronteriza de cuarentena de unos 20.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente del tamaño de Gales, llamada "sector unificado".
Dentro de esta área, el ministro de Información Lewis Brown describió medidas de cuarentena más intensas en Lofa, en donde hasta un 70 por ciento de las personas están infectadas.
"El acceso a estos lugares está ahora suspendido excepto para trabajadores médicos", dijo en una entrevista.
Llegar a los enfermos en poblados aislados es clave, porque el principal centro de salud de Foya está repleto. El sitio era dirigido por la organización benéfica estadounidense Samaritan's Purse hasta que se retiró después de que dos empleados contrajeran el virus en Monrovia.
Médicos Sin Fronteras, que se hizo cargo de lugar, dice que 137 pacientes están amontonados en un centro que cuenta con sólo 40 camas.
Los trabajadores de salud esperan habilitar locales para crear unidades de aislamiento en escuelas e iglesias dentro de sus propias comunidades.
"La cuarentena expone a personas sanas al riesgo. Por eso es tan importante la efectividad de los estados en apoyar medidas preventivas que minimicen ese riesgo", dijo Robert Dingwall, un especialista en políticas de respuesta sanitaria a enfermedades infecciones de la Universidad de Nottingham Trent.
Esas medidas incluyen educación para la prevención, además de crematorios y equipos de protección, explicó.
AISLAMIENTO
Pero el equipo de respuesta de Liberia tiene dificultades para hacer frente al problema.
El principal centro de salud en Lofa está "superado" por el ingreso de nuevos pacientes, según un informe del Ministerio de Salud. Un total de 13 trabajadores de la salud ya han muerto en el condado por el ébola, y a la oficina de vigilancia le hacen falta ordenadores para administrar los casos.
Brown, el ministro de Información, reconoce el riesgo.
"Podemos establecer tantos puestos de control como queramos, pero si no podemos llevar los alimentos y suministros médicos a las comunidades afectadas (las personas) se irán", dijo.
Y aún si los recursos llegan, la ayuda podría ser alejada.
A diferencia de otras áreas en el país donde las campañas de concientización sobre el ébola están ayudando a las personas a no esconderse, en esta aislada zona fronteriza, alejada de los omnipresentes carteles puestos por el Gobierno que dicen "el ébola es real", la negación sigue siendo fuerte.
Según rumores, personas disfrazados como trabajadores de salud secuestran a las personas para vender sus órganos, lo que provocó reacciones violentas entre los locales, señala Karbarr.
A finales de julio una ambulancia fue apedreada en el distrito de Kolahun cuando intentaba llevarse un cuerpo para sepultarlo.
Los residentes ahuyentaron a un grupo de trabajadores sanitarios, amenazándolos con quemar su vehículo.
CORTES DE SUMINISTROS
Brown dijo que las personas en los condados no afectados en el este de Liberia han recibido bien la cuarentena. Sin embargo, advirtió el ministro, el sentimiento podría cambiar si los suministros empiezan a escasear.
La raíz italiana de la palabra cuarentena, o "40 días", se refiere al período de aislamiento para las tripulaciones de los barcos que llegaban a Venecia procedentes de las regiones de la plaga.
Pero en Liberia el aislamiento podría continuar por tres meses o más, por lo que se necesita elaborar un plan a largo plazo.
Junto a una mayor sensación de aislamiento y criminalización de quienes están en cuarentena, la duración del encierro amenaza con interrumpir el flujo de suministros.
Los precios del petróleo y el aceite ya se duplicaron, según los residentes.
Aunque Lofa está dentro del cinturón productor de boniatos y dátiles, los condados del este que no están afectados de momento no pueden abastecerse a sí mismos.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU busca distribuir alimentos a más de 1 millón de personas en la zona de cuarentena en la frontera, pero hasta ahora no hay planes para los condados no afectados.
"Mi preocupación ahora es cómo el sudeste conseguirá comida. Se podría comerciar con la costa de Costa de Marfil, pero ellos podrían no estar dispuestos por miedo al virus", dijo Scott, de la UNICEF, sobre los condados de River Gee y de Maryland.
Hay indicios de que eso ya estaría ocurriendo.
Aboubacar Barry, que vende arroz y azúcar en el pueblo marfileño de Danane, dice que su negocio se redujo a un quinto de lo que era antes del cierre de facto de frontera con Liberia.
Y Yacouba Sylla, un conductor de mototaxi en la frontera, también se queja de una caída en su negocio.
"El ébola no ha llegado aquí, pero va a matarnos de todos modos antes de llegar", dijo, "porque vamos a morir de hambre".